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LUIS VILLAREJO-PARÍS
El fútbol europeo mira con envidia sana el éxito del fútbol español, que hoy se viste de gala en París, con una final inédita, donde el Real Madrid busca un octavo título que siga alimentando su leyenda y el Valencia acaricia una hazaña sin precedentes con un equipo en plena forma y más sólido que su rival en el último tramo de la temporada.

El Real Madrid parece dormido, pero nadie se fía de él. Es capaz de levantar pasiones en Europa y también de ser denostado con razón por unos seguidores que andan despistados con la actitud cambiante de su equipo.

Vicente del Bosque no maneja dudas. Lo tiene claro. El descarte de Fernando Hierro le invita a alinear de nuevo a Iván Campo y Karanka como centrales, con Iván Helguera de escudero. Arriba, Raúl, Anelka y Morientes son fijos. En el Valencia, Héctor Cúper recupera a Farinós, renqueante en las últimas horas, y su gran problema es saber la reacción de su improvisado lateral izquierdo, Gerardo, un futbolista nada habitual en esa demarcación.

El estilo del Madrid será un poco más conservador. Conoce la contra del Valencia y el aguijón del Piojo López. El argentino que llegó del Racing de Avellaneda, el club que amaba Carlos Gardel, juega su último partido con el Valencia antes de irse al Lazio. López podría coincidir ya en Roma el año que viene con Morientes, que también es solicitado en Italia. El Valencia apuesta por su presión, por esas ganas de machacar al contrario desde el comienzo con un ritmo de Fórmula Uno.

El Madrid se refugia en Versalles. Se deja ver poco. El Valencia disfruta, con un plus más de tensión que el Madrid en Chantilly. Dice Cúper que la historia no sirve para ganar títulos. Cierto. Cuenta además con un grupo experimentado en mil batallas. Cañizares y Angloma, uno con el Madrid y el otro con el Olympique de Marsella, ya saben lo que es ganar una Copa de Europa.

La defensa valencianista no es precisamente un colegio. Angloma -35 años-, Djukic -34- y Pellegrino -29- guardan el patio a Cañizares, un experimentado portero que colecciona títulos, entre ellos Ligas, Copa de Europa y un oro olímpico. El cuentakilómetros de Mendieta puede tocar techo.

Mendieta es el alma del Valencia. Pudo ser madridista, pero no quiso el verano pasado. El Madrid perdió con Mendieta el segundo tren de la década en el mundo de los fichajes. El primero fue cuando dejó escapar a Luis Figo, un futbolista que tenía en el bolsillo antes de salir del Sporting de Lisboa. Mendieta arrasa en Europa y es la segunda bala en el cargador desperdiciada. Figo y Mendieta marcarán una época en el fútbol español. Mendieta llega pletórico.