Rostro serio y verbo sutil. Fernando Vázquez se negó a quebrar el
discurso ponderado que ha utilizado durante su estancia en el Real
Mallorca incluso en el día de su despedida. El gallego optó por
guardar silencio y regatear adjetivos ante cualquier cuestión que
implicara un juicio de valor. Reconoció su decepción, aunque en el
fondo se limitó a exponer su perspectiva de los hechos y a dejar
entrever con claridad que el consejero delegado de la SAD balear ha
faltado a su palabra. Fue su única acusación.
«Mi continuidad estaba verbalmente pactada con Alemany; sólo
faltaba la negociación económica pero aquí sabían perfectamente que
no hubiera habido ningún problema en este sentido porque no me
muevo por dinero», subrayó el técnico gallego en varias ocasiones
en el transcurso de su comparecencia ante los medios de
comunicación. Vázquez valoró su etapa en el Mallorca con
satisfacción y aseguró que se marcha «muy orgulloso del trabajo que
he desarrollado, puse todo mí corazón y la cabeza por sacar al
equipo de donde estaba. Mí estancia en Palma de Mallorca ha sido
muy agradable, aunque tenía ilusión por empezar un proyecto
propio».
El entrenador, cuyo futuro más inmediato parece estar vinculado
al Real Valladolid, profundizó en el desarrollo de la negocaciones
que había mantenido durante los últimos meses con el ejecutivo de
la entidad significando que «mi renovación estaba pactada desde
enero y mí representante "Gorda Arrinda" nunca rompió nada. Hace
unos días hablé con Alemany de nuevo de este tema y las cosas no
habían cambiado en ningún sentido. Está claro que el club tiene
pleno derecho a actuar como quiera, lo único que ocurre es que
existía un acuerdo conmigo. No es la primera vez que me ocurre algo
así y de estas situaciones también se aprende. Debo reconocer que
estoy ofendido, es algo obvio porque tengo sentimientos, pero tengo
el convencimiento de que todo lo que me ocurre es para mejor».
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