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Hay dos buenos indicativos para saber cómo ha terminado el Mallorca la temporada. Uno es la clasificación; el otro, la cantidad de aficionados que se despiden del equipo en el último día de entrenamiento. El cierre del curso 99/00 ofreció ayer una imagen diametralmente opuesta a la del año anterior. En aquella ocasión se iba Cúper, el equipo alcanzó plaza para disputar la fase previa de la Liga de Campeones y los ecos de la final de la Recopa aún resonaban en la cabeza de todo mallorquinista, de modo que Son Bibiloni registró esa vez un lleno hasta la bandera.

Ayer sucedió todo lo contrario. Apenas media docena de aficionados se desplazaron hasta los campos de entrenamiento para despedirse de un grupo que ha firmado una temporada plagada de baches. La sensación de que el balance pudo haber sido mejor era compartida ayer por buena parte de los integrantes de la plantilla. Lluis Carreras admitió que el equipo había fallado en la recta final «pero pienso que podemos sentirnos satisfechos, porque hemos tenido momentos brillantes a lo largo del año».

Para Diego Tristán, el Mallorca hizo méritos para concluir el campeonato por encima del décimo puesto, sin embargo el sevillano matizó que la posición es acorde con el potencial de un club modesto. «Es cierto que pudimos haber quedado mejor pero no podemos pretender acabar cada año segundos o terceros porque eso no lo hacen ni siquiera los equipos grandes. En parte, creo que tenemos motivos para sentirnos satisfechos. Hay que recordar que el objetivo era la permanencia y ahora podemos volver a Europa». Ese regreso a Europa se llama Intertoto y el club todavía no ha comunicado con qué jugadores la disputará.