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El jugador del Barcelona no quiso olvidarse de nadie en el día del anuncio de su marcha. Tuvo palabras de elogio para el presidente del FC Barcelona, Josep Lluís Núñez, para los directivos de la sección de balonamno que él ha conocido, los señores Catot y Ventura, de sus compañeros y sobretodo de su entrenador, Valero Rivera, que le trajo a Barcelona de Vitoria con sólo 18 años. «El presidente le quiero agradecer que es el gran valedor de este gran proyecto, a Catot y Ventura por facilitarnos tanto las cosas a la plantilla y a Valero Rivera por fijarse en una persona con condiciones físicas y mentales para practicar este deporte», señaló el azulgrana.

Pero Urdangarín si una cosa tuvo clara fue el recuerdo a la afición del Barcelona que tantas veces aplaudió sus lanzamientos con su zurda de oro. Iñaki comentó que: «Posiblemente lo que más me duela de ellos es que no me he podido despedir de ellos y me gustaría devolverles los aplausos que ellos siempre me han dado». Con un total de 13 años vistiendo la camiseta del Barcelona, el de Zumárraga, ha visto pasar a grandes jugadores que según él «fueron mis ídolos» y ha compartido vestuario «con un grupo que con los resultados que hemos obtenido hablan por si solos. La calidad humana es impensable y dejo a muchos amigos aquí».

Urdangarín, serio pero emocionado quiso agradecer el apoyo incondicional de sus padres a lo largo de este periodo de tiempo, a su hermana Ana que le apoyó cuando llegó muy joven a Barcelona, a su esposa, la infanta Cristina y a la Casa Real. En este sentido, el siete del Barça apuntó que: «Quiero dar las gracias a mis padres y a mi hermana Ana ya que con ellos he tomado decisiones muy importantes. Mi mujer ha sido mi confesionario en estos últimos años y he de agradecer también a la Familia Real porque con ellos he encontrado un gran apoyo».