Miquel Àngel Nadal reapareció después de varios meses de inactividad tras la lesión de neumotórax. Foto: TOMÀS MONSERRAT.

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0 RCD MALLORCA: Leo Franco, Armando, Soler, Serrizuela, Siviero, Carlos, Ibagaza, Olaizola, Francisco Soler, Nadal y Novo.
Cambios: Güiza por Carlos (minuto 55), Romerito por Nadal (59'), Paco Sanz por Siviero (62') y Benjamín por Novo (66').

4 ALEMANIA: Kahn, Babbel, Linke, Bode, Nowotny, Hassler, Kirsten, Hamann, Ziege, Jancker y Ramelow.
Cambios: Lehman por Kahn, Rehmer por Babbel, Ballack por Ramelow, Wosz por Hassler, Deisler por Jamann (todos en el minuto 46); Bierhoff por Jancker (68') y Rink por Kirsten.

ARBITRO: Carolina Domènech. Mostró cartulinas amarillas a Serrizuela, Paco Sanz, Benjamín (Mallorca), Linke y Hamann (Alemania).
GOLES:
Minuto 24, Jancker se queda solo ante Leo Franco y marca a placer, 0-1.
Minuto 56, Wosz de tiro cruzado, 0-2.
Minuto 82, Rink culmina un contragolpe, 0-3.
Minuto 91, Rink de cabeza, 0-4.
INCIDENCIAS: Unos diez mil espectadores en las gradas, ocho mil de ellos alemanes.

ALBERT ORFILA
Fernando Vázquez debe andar desencajado. Si cerrar su ciclo en Mallorca a finales de mayo no entraba en sus planes, finiquitar el curso en Múnich, tampoco. Son Moix perdió por una noche casi todas sus señas de identidad y se convirtió en un gran reducto germano. De hecho, al gallego sólo debió resultarle familiar el interior del vestuario. La Alemania de Ribbeck y ocho mil patriotas más tomaron sin disimulo el hogar del Mallorca. Cánticos indescifrables, rótulos también en alemán y un bloque que mostró algunas cosas futbolísticamente interesantes marcaron la última función del Real Mallorca y también de un gallego apellidado Vázquez en su banquillo.

Alemania nunca dejó de darle importancia al encuentro y Babel no tardó demasiado en evidenciar la relevancia que tiene su pierna derecha en el dibujo de Ribbeck. Desde su carril empezaron a coserse las mejores opciones del circunstancial equipo local, aunque el primero que impresionó a la hinchada fue Serrizuela. El argentino envió al travesaño un potentísimo disparo desde fuera del área grande. Bode y Jancker se esforzaron en aplazar la primera fractura seria del partido, aunque en su segunda oportunidad Jancker no perdonó. Una kilométrica asistencia de Linke, que asistió al delantero del Bayern desde su propio campo, dejó a la cobertura bermellona sin capacidad de reacción y a Jancker en la más absoluta intimidad. El privado duelo ante Leo Franco acabó con el balón en la red. El fútbol de Alemania no perdió ni un solo gramo de intensidad con ventaja en el marcador.

En el segundo acto, el partido mostró su aire más amistoso. Irrumpieron los inquilinos del banquillo, aunque el partido volvió a estar casi siempre en manos alemanas. Wosz y Rink en dos ocasiones ortorgaron tangencia a este gobierno y Alemania acabó cumpliendo en la casa que había alquilado.