«No entiendo su manera de comportarse. Parecía que le iban a
destituir si perdía el partido». Fernando Vázquez lamentó de esta
manera el penoso comportamiento del seleccionador alemán Erich
Ribbeck, que le buscó la boca con insistencia al término de la
primera parte y llegó a agarrarle de un brazo para que dejase de
protestar. Tal vez fuera cierto que a Ribeck le fuera la vida en
aquel partido, pero lo que el alemán no sabía es que el destituído
es Vázquez. Los malos modos del seleccionador teutón, a los que se
sumó muy gustoso el veterano Lothar Matthaus, centraron ayer la
última comparecencia del técnico mallorquinista.
Quizá condicionado por el desencuentro con su homólogo alemán,
el gallego regaló muy pocos elogios a su rival: «Sin duda se trata
de un gran equipo, pero tan poco la veo como la principal favorita.
Cuentan con potencial suficiente para hacer un buen papel, pero si
lo que pretenden es ganar la Eurocopa, creo que van a tener
problemas», aseguró.
El todavía entrenador bermellón elogió la actitud de sus
jugadores en el encuentro: «Pienso que el equipo ha lecho un
partido muy digno». En cuanto a la dureza que empleó la práctica
totalidad de los componentes de la selección germana, Vázquez
aseguró no entender nada. «Se supone "dijo" que esto iba a ser un
partido amistoso y al menos así lo entendio mi equipo. Cada vez que
disputaban el balón parecía que les iba la vida en ello y si
nosotros hacíamos una falta, el público se nos echaba encima»,
afirmó el técnico en alusión a la gran mayoría alemana que poblaba
las gradas del estadio.
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