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Luis ofreció muchas respuestas, pero eludió la gran pregunta. Mil partidos entre jugador y entrenador dan para mucho "«algo he aprendido», reconoció ayer" y el nuevo técnico bermellón echó mano al manual de regateador para salir de puntillas ante la que, hoy por hoy, posiblemente sea la cuestión de más peso en el club: Roa o Burgos, ¿quién será el nominado? Aragonés evitó los apellidos, pero envió un mensaje al entorno mallorquinista al asegurar que prefiere a los dos y a ninguno. Más claro, imposible.

Consciente de que tiene ante sí un dilema en el que participan dos de los jugadores más carismáticos de la plantilla, el de Hortaleza necesita ganar tiempo para meditar una decisión que, sea cual sea, traerá indudablemente cola. Luis quiere atar bien todos los cabos, sopesar con cuidado la aportación de cada argentino, estudiar los pros y los contras. Y pretende hacerlo sin prisas. Lo suyo siempre fue sacar el máximo rendimiento a las jugadas a balón parado.

Anclado todavía en ese limbo que supone la ausencia de victorias y derrotas, el nuevo técnico bermellón acumula la experiencia suficiente como para saber que su periplo isleño no lo prolongará su currículum, sino los resultados. En otra sabia reflexión, el madrileño aseguró a la prensa que aspirará a que su nuevo equipo juegue lo mejor posible; pero por encima de todo, a que gane. Un objetivo al que en su día ya se apuntaron Cúper y Vázquez.