En el afán de «saneamiento» del ciclismo y de la carrera, los
dirigentes del Tour, con su director general Jean Marie Leblanc al
frente, han apostado por un itinerario más suave, con tan sólo
cinco etapas catalogadas de alta montaña de ellas tres con final en
alto y recuperar la contrarreloj por equipo ausente desde 1995. Se
busca, según el mandamás de la carrera «rigor y autenticidad
deportiva» en la versión del 2000 para la prueba ciclista más
importante del ciclismo. Serán cerca de 3.600 kilómetros repartidos
en 21 etapas, con dos días de descanso, de las cuales una de esas
jornadas será bajo la modalidad de contrarreloj por equipos y dos
cronometradas individuales que mantienen la ubicación de temporadas
anteriores: el primer día y el antepenúltimo. En total 144
kilómetros de los cuales 75 son individuales.
Para contrarrestar se ha suavizado un poco la montaña y se ha
roto el equilibrio de las dos grandes cordilleras Alpes y Pirineos.
Se subirán primero los Pirineos con tan sólo un final en alto, en
la décima etapa, en Hautacam. Los Alpes están en la parte final de
la carrera con dos finales de alta montaña: Courchevel y Morzine.
El otro final al pie del Mácizo Central en la mítica montaña pelada
de Mont Ventoux. El menú montañoso se completa con la 14a. jornada
entre Draguignan y Briancon, de 249 kilómetros de recorrido, una de
las más largas y con los altos de Vars e Izoard en la parte
final.
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