El Mallorca ha recuperado una porción de su historia con la vuelta
de Carlos Angel Roa. Las manoplas del cancerbero argentino están
fotografiadas en el libro de oro del club y guardadas en la memoria
de cientos de aficionados mallorquinistas. El regreso a Ciutat del
portero internacional tras su marcha por motivos religiosos ha
rescatado del olvido viejas imágenes y cientos de recuerdos. Llegó
a la isla con la humildad que le persigue y al poner los pies en
Son Sant Joan destacó la «ilusión» y la «felicidad» que supone su
vuelta a Mallorca y a la actividad deportiva; «cuando ví los
molinos desde el avión pensaba que regresaba a casa».
Roa inicia su segunda etapa en la entidad balear con «ganas de
entrenar y hacer trabajo profesional. Ansiaba llegar y ponerme en
marcha, porque es muy distinto entrenar aquí a la preparación que
hice en Argentina. Mi estado anímico es óptimo y estoy preparado
para afrontar este nuevo reto», explicaba el portero
sudamericano.
El argentino no conoce la plantilla pero apunta a la enorme
competencia bajo los palos: «vengo a ganarme una plaza en el
equipo. Cuando vine hace dos años también fue muy duro y creo que
ahora también va a ser una disputa muy leal. Estoy aquí para
aportar lo mío y busco un hueco en el equipo titular, pero si no lo
consigo estaré apoyando al entrenador y al grupo».
Roa asegura que este nuevo periplo lo encara como «un desafío
profesional. El tiempo dirá si acerté y lo único que quiero ahora
es dejar al Mallorca lo más alto posible». Destacó que ha llegado a
un acuerdo con el club para «no trabajar los sábados» a pesar de
que jugará los partidos que se jueguen en jornada sabatina y que se
disputen cuando caiga el sol. «No habrá problema» significaba de
forma escueta el portero.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.