Roberto Heras rompió la carrera en la subida al último puerto.
En las duras rampas del Joux Plane pasó por encima de los tres
hombres que en ese momento formaban la cabeza de carrera, hizo
sufrir más de la cuenta a Lance Armstrong y enfiló en camino de la
meta junto a Virenque. Tras un descenso complicado, en el que
sufrió diversos calambres en la pierna derecha, Heras entró en una
curva con demasiada fuerza y se fue contra una de las vallas
protectoras, circunstancia que aprovechó Virenque para irse en
solitario y levantar los brazos en la línea de llegada de
Morzine.
Heras tuvo todavía fuerzas para levantarse y cruzar la llegada
en tercera posición por detrás de alemán Jan Ullrich. El corredor
de Kelme llegó hundido a Morzine, donde no pudo reprimir las
lágrimas. Durante largos minutos no fue capaz de articular palabra
y ni Fernando Escartín ni su director, Vicente Belda, fueron
capaces de consolarle. Un golpe de mala suerte le privó de una
oportunidad histórica, la de vencer en una etapa del Tour de
Francia, la carrera más importante del mundo.
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