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La fiesta iniciada el sábado se completó con un histórico 5-0 definitivo que obligó a ponerse en pie una vez más al público cántabro, que acudió en menor número que en los días anteriores a La Magdalena.

Mal día eligió para jugar su primer partido Spadea, especialmente porque su rival era Juan Carlos Ferrero. Spadea ganó el primer set, pero en la segunda manga Ferrero no le dio opción y le endosó un 6-1 que minó enormemente su moral. En la tercera y definitiva manga Ferrero también se impuso con un marcador final de 4-6, 6-1 y 6-4. Los aficionados se entretenían haciendo la ola, que provocaba el vaivén de las gradas, cantando, bailando y animando al equipo español, que había dejado en Joan Balcells la posibilidad de conseguir el último punto.

El cometido no era nada fácil, porque delante tenía a un jugador superior a él, Jan-Michael Gambill, a tenor de la clasificación mundial, en la que el estadounidense es el número 37, y Balcells no está ni entre los cien mejores. El partido tomó un rumbo desfavorable al español, pero Balcells apretó los dientes e intentó regalar al público lo que ansiosamente pedía, el 5-0. Con un último esfuerzo que permitió ver al mejor Balcells, el español dio la vuelta al signo del encuentro y logró una victoria por 1-6, 7-6 (7-2) y 6-4 que enloqueció a un entregado público.