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«¿Qué opina de que el Mallorca quiera deshacerse de los dos jugadores más caros de toda su historia?». No se trata de ninguna encuesta ideada por Germán Burgos pero seguramente daría mucho juego si el club colgara esta pregunta en su portal de Internet.

En un escueto comunicado remitido ayer, la entidad bermellona hizo pública la cesión por una temporada de Juan José Serrizuela, hecho que el propio jugador había anunciado el día anterior. En la nota, el descarte de Serrizuela venía junto a otro mucho menos cantado: Jorge «Polo» Quinteros, un delantero llegado a Mallorca en medio de grandes expectativas e inmejorables referencias que nunca llegó a cuajar en la plantilla. La mala estrella siempre acompañó a Quinteros en su etapa isleña. Sólo Mario Gómez confió en él y el día que el técnico quedó inhabilitado para entrenar en España el delantero argentino inició una imparable carrera cuesta abajo que le convirtió en un fijo del banquillo. Las cosas no le fueron mucho mejor a Serrizuela, por quien Vázquez declinó hacer una apuesta en firme. Desde hoy, centrocampista y delantero pasan a encabezar la lista de descartes y su cesión por una temporada al San Lorenzo de Almagro no habría tenido mayor relevancia de no ser por las cifras que llevan apareadas ambos apellidos: cada uno de ellos le costó al Mallorca setecientos cincuenta millones de pesetas, los dos fichajes más caros de la historia del club.

A la espera de los resultados de la encuesta que ha emprendido Germán Burgos, todo parece indicar que el portero de la selección argentina será el siguiente de un éxodo donde habrá más nombres. Por lo que respecta a la actualidad del club, cabe señalar el desplazamiento que hicieron ayer a Madrid Jovan Stankovic y Carlos Roa, donde el doctor Pedro Guillén examinó sus respectivas dolencias de rodilla y hombro.