Aragonés conversa con Soler sobre el césped del estadio de Son Moix.

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CARLOS MARTÍNEZ
Test de altura. El Mallorca de Aragonés mide hoy su potencial ante uno de los grandes de Europa, el Inter de Milán, en un partido que echará a andar a las 21 horas en la localidad de Trieste y que debe convertirse para el cuadro bermellón en la auténtica prueba de fuego de la pretemporada antes de darse el pistoletazo de salida a la competición oficial de Liga.

El cuadro mallorquín, que no podrá contar con hombres de la importancia de Jovan Stankovic y Nadal, que se lesionó ayer en un tobillo al chocar con Roa, se planta en la localidad italiana con la intención de hacer olvidar su mediocre pretemporada dando la sorpresa ante uno de los mejores conjuntos del continente. El técnico bermellón, Luis Aragonés, intentará perfilar ya el once tipo de la liga, dejando de lado las obligadas ausencias, apostando en la portería por Roa o Franco y contando con Ibagaza a la espera de que se decida su futuro y se concrete la llegada de Finidi y de Samuel Eto'o. Es una papeleta difícil para el experimentado entrenador tener que edificar un once titular con la duda aún de una plantilla donde los descartes y las incorporaciones aún no están cerradas.

En el plano deportivo, el serio compromiso que se debe afrontar servirá para despejar las dudas sobre el nivel real de su juego a menos de un mes para el inicio del auténtico baile y puede valer también para confirmar o no la necesidad de refuerzos urgentes en la zona de ataque. Será un Mallorca que deberá rozar la perfección en su organización defensiva, apelando al rápido repliegue tras la pérdida del balón para intentar no dejar pensar al rival en la zona de creación mediante una presión asfixiante y sobre todo mostrándose como un conjunto sin grietas ya que este rival, con espacios, puede dar una auténtica exhibición de fútbol. Los rojillos tendrán que aplicarse en tareas ofensivas mucho más que en anteriores partidos buscando la chispa necesaria para desbordar una defensa tan equilibrada como la italiana e intentar aprovechar al máximo las, a priori, pocas ocasiones que se les pueden presentar para anotar.