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JOSÉ A. DIEGO (SYDNEY)
El fútbol, el deporte rey que agita pasiones y mueve riadas de dólares en todos los rincones del planeta, abandonará su tradicional modestia olímpica para inaugurar el miércoles próximo, con el partido femenino Suecia-Brasil, los Juegos de la «limpieza de sangre».

El Cricket Ground de Melbourne será el escenario, a las 17.00 horas locales, de las primeras escaramuzas olímpicas protagonizadas, en este caso, por las compatriotas de Rivaldo y Ronaldo en duelo de razas con las suecas de rubios cabellos. Dos días después, el gigantesco estadio de Sydney, con capacidad para 110.000 espectadores, acogerá la solemne ceremonia inaugural.

Por primera vez en la historia los deportistas olímpicos podrán ser sometidos a controles sanguíneos indiscriminados para la detección de sustancias prohibidas y especialmente de eriotropoietina (EPO), el producto de moda, hasta ayer indetectable, entre los especialistas en esfuerzos de larga duración.

Los escándalos de dopaje que han jalonado la historia olímpica reciente, particularmente el del canadiense Ben Johnson tras la final de 100 metros de Seúl 88, pusieron al COI ante la necesidad de implantar controles sanguíneos complementarios de los tradicionales de orina para descubrir a los tramposos.

Cualquiera de los 15.000 atletas que asistirán a los Juegos Olímpicos puede ser requerido en cualquier momento por un equipo médico para que deposite muestras de sangre y orina, de acuerdo con la norma aprobada el primero de agosto pasado por la Comisión Médica del Comité Olímpico Internacional en Lausana.