La figura de Paco Olmos y un equipo construido para dar un salto de
calidad definitivo. Drac Inca tiene motivos más que suficientes
para envolver su estreno oficial con una carga industrial de
respeto. Se mire por donde se mire, el grupo de Abós no ha
encontrado un buen sitio para bautizar la Liga, entre otras cosas
porque Huelva está llamado a convertirse en una referencia
importante del nuevo curso y porque los equipos que entrena Olmos
suelen abrir la temporada con las baterías llenas.
Independientemente de lo estrictamente deportivo y del poder que
esconde el nuevo proyecto onubense, la apertura del Drac Inca llega
cargada de insinuaciones al pasado más reciente. Al margen de
Olmos, la presencia en el otro bando de Rafa Monclova añade algo
más de emotividad a la cita. Olmos no ha sido un entrenador
cualquiera y Monclova tampoco fue un jugador más. Ambos calaron
hondo en la Isla y entre la hinchada, partirse ahora el alma por
tumbar al Inca resultará un tanto extraño.
La expedición mallorquina se concentrará esta noche en Huelva
dejando tras de si una pretemporada poco fiable. Sus partidos ante
rivales de EBA han sido una anécdota y cuando se ha cruzado ante
equipos de su mismo rango "Manresa y Caprabo Lleida" hay muchas
cosas que objetar, entre ellas que a ambos equipos les faltaba un
jugador extranjero. El rosario de duelos ante el Menorca merece un
capítulo a parte. Ahora mismo, al equipo de Maó le sobra corazón y
le falta baloncesto. Pese a todo, superó al Drac Inca en el último
ensayo. Bajo esta perspectiva resulta obvio que la irrupción del
Drac Inca en la Liga proyecta algunos interrogantes, pero es algo
lógico durante el mes de septiembre. Todo son preguntas y las
respuestas escasean.
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