Los 400.000 dólares que puede ganar un atleta lituano junto con
el título olímpico (el premio máximo conocido para estos Juegos)
constituyen una tentación que, unidos al fulgor y la gloria que
emiten las medallas, puede inducir a los deportistas a incurrir en
desafueros como el dopaje que en Sydney serán severamente
perseguidos mediante controles sanguíneos.
Por primera vez en la historia los deportistas olímpicos podrán
ser sometidos a controles sanguíneos indiscriminados para la
detección de sustancias prohibidas y especialmente de
eriotropoietina (EPO), un producto hasta hoy indetectable mediante
simples controles de orina. El requisito de la limpieza de sangre
supone la mayor novedad de los Juegos australianos, junto con la
introducción de dos nuevas especialidades deportivas, el triatlon y
el taekwondo, que elevan a 28 el número de deportes olímpicos y a
300 la cifra de pruebas con medallas en juego.
La gran fiesta olímpica parte con un presupuesto de 2.365
millones de dólares australianos (1 dólar aus.=0'6 dólares USA) y
el firme propósito de las autoridades australianas de que no ocurra
como en Atlanta, donde al caos organizativo se sumó el grave fallo
de seguridad que permitió la colocación de un explosivo en el
parque olímpico.
El Foro Económico Mundial, que se celebra en Melbourne, ha sido
escenario de multitudinarias manifestaciones reprimidas a golpe de
porra policial a partir del momento en que empezaron a afectar al
torneo olímpico. En el mismo hotel se alojaban los dos equipos de
baloncesto de Estados Unidos y algunos días no pudieron abandonar
el alojamiento por culpa de los revoltosos.
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