Su nombre aparece en la nómina de jugadores que siempre prometieron
y a los que siempre se les regateó una oportunidad. Tras una etapa
oscura en el Plasencia y un año de luz en Bàsquet Muro, Joan Riera
ha instalado su mejor baloncesto en Alaior. De nuevo en la EBA y
con la camiseta del Opel Jovent, este base reconvertido ahora por
Manel Bonmatí en escolta, ha impactado al baloncesto nacional
rubricando una media de anotación que acaricia los treinta puntos
por partido (116 en cuatro jornadas).
Su objetivo a medio plazo es despertar el interés del Drac Inca,
aunque su principal obsesión pasa por «seguir mejorando y seguir
trabajando en un equipo que ha apostado por mí». Riera considera
que una de las claves de su explosión está en «la confianza que me
ha dado el entrenador. En Plasencia nunca contaron conmigo, era el
jugador más joven del equipo, nunca tuve minutos y está claro que
así es imposible demostrar nada. Lógicamente ahora tengo dos años
más y eso también se nota, pero para un jugador es fundamental
sentirse valorado; en el Jovent se está dando esta circunstancia y
las cosas me están saliendo bien».
Formado en las categorías inferiores del Sant Josep, Joan Riera
no oculta que «jugar en LEB y en Inca es mi gran sueño. Es cierto
que durante los últimos años su política de fichajes ha dejado
completamente al margen a los jugadores mallorquines y eso puede
suponer una dificultad añadida, pero ése es uno de mis principales
objetivos y voy a intentarlo. Considero que a los jugadores
mallorquines se les ha colgado un cartel y cuando se habla de ellos
siempre se generaliza. Personalmente, puedo coincidir en algunas de
las críticas, pero generalizar y meterlos a todos en el mismo saco
es un error».
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