Algunos meses después de consumarse su insigne naufragio, sigue
causando cierta extrañeza ver a León Caja España acomodado en un
escalafón inferior; demasiado lejos de su hábitat natural y
apretando los dientes para recuperar credenciales ACB. Su fracaso
"certificado el 24 de abril de 2000" convulsionó el baloncesto
nacional, pero también era un peaje previsible para un equipo que
tenía en nómina a Marcaccini, que fichó a Radunovic y Rex Walters,
amenazó de forma constante con el despido a Jonathan Haynes y acabó
encomendándose a Alfredo Favón y McCaskill.
Su estancia en las calderas tiene pinta de resultar efímera,
pero todavía tiene pendiente un buen tramo del trayecto. Inca
aparece hoy en el camino y el Palau se abrazará con otro partido
grande. León nunca ha jugado en la capital de es Raiguer y su
visita, como ocurrió con Manresa, ha excitado a la hinchada de una
forma especial. Drac Inca ha tomado impulso haciéndose fuerte en
casa y las perspectivas previas a la cita contienen una elevada
carga de confianza. De hecho, da la impresión de que el grupo
balear se siente favorito ante un equipo que tiene un enorme
historial, ha sido diseñado con criterio y está tácticamente
trabajado.
Sin Miguel Àngel Cabral "algo que ha dejado de ser noticia" y
con pocas opciones de recuperar a Miguel Alberto Montañana, el
cuadro mallorquín afronta el pulso con el líder con el armamento
sensiblemente dañado y consciente de que deberá reducir las
prestaciones ofensivas de Michael Wilson y Ron Coleman si quiere
decir algo interesante. Lo logró a medias en el partido disputado
en la primera vuelta, pero infravaloró a Enrique Fernández y Jaume
Morales montando una defensa zonal que le abocó al suicidio
(88-71).
Los nombres de Stuckey, Santi Aldama y Javier Crespo, como ha
ocurrido en los últimos partidos, pueden adquirir una trascendencia
especial porque el equipo que imponga su rango dentro de la pintura
tendrá a algo más de medio partido en su mochila.
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