La medalla, tan largamente anhelada por Martínez, se hizo de
rogar. Con su primer tiro (19'87) se colocó en el tercer puesto,
que mantuvo en la segunda ronda (20'10) pero su concurso
languideció después (19'84, 19'83 y un nulo). El leonés retrocedió
hasta el quinto lugar antes de situarse por sexta y última vez en
el círculo.
La ruidosa presencia de un grupo de aficionados de Aranda de
Duero y de Murcia movilizó las energías de Martínez en la hora
suprema del último intento. Cuando la bola de siete kilos salió de
su mano ya supo que estaba en el podio: tal fue el grito con que
atronó el pabellón Atlántico. Martínez llevaba siete años
persiguiendo una medalla en Mundiales bajo techo y dos veces
(Barcelona 95 y Maebashi 99) había ganado «la de chocolate», como
él mismo acostumbra a definir el cuarto puesto.
El año pasado, en Gante (Bélgica), Martínez logró subir a su
primer podio internacional al terminar tercero en los Europeos en
sala. En los Juegos de Sydney, después de casi un año de
inactividad por lesión, acabó sexto, y en agosto próximo tiene una
nueva cita con la gloria en los Mundiales al aire libre.
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