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A punto de cumplirse el primer trimestre de la temporada tenística, la trayectoria de Carlos Moyá la podemos resumir como bastante irregular, con altibajos constantes. Moyá, con su nuevo equipo técnico, viajó a principios del mes de enero hasta Australia para preparar con intensidad el primer Grand Slam de la temporada, pero antes tenía una cita previa con el torneo de Sidney.

La poca climatización a las Antípodas provocó su derrota en primera ronda ante el desconocido Gerge Bastl. El 15 de enero comenzaba una de las pruebas más importantes de esta temporada, el Open de Australia. Carlos Moyá superó en la primera ronda a Marcelo Ríos, imponiéndose con autoridad. esta victoria le dio moral para seguir superando a más rivales: Marc Rosset, Leiton Hewitt y Rainer Shuettler, hasta llegar a cuartos de final donde se encontró con Sebastian Grosjean, un francés que le superó en Roland Garros en 1998 y que le derrotó de manera fulminante en tres sets 1-6, 4-6 y 2-6. Las ilusiones del mallorquín en Australia finalizaban y llegaba la hora de descansar para preparar con intensidad la Copa Davis.

La ciudad holandesa de Eindhoven era la sede de esta competición y el mallorquín disputó dos partidos individuales, el primer encuentro lo perdió ante Sejeng Schalken por 4-6, 5-7 y 4-6, mientras que en el segundo ganó a Raimon Sluiter por 6-4 y 7-6. Tras regresar de Holanda Moyá incorporó a Pepe Higueras como nuevo entrenador y unos días después emprendieron una nueva aventura en tierras mexicanas. Participó en el Torneo de Acapulco donde alcanzó las semifinales tras derrotar a Fromberg, Martín y Bruguera y tras caer con Galo Blanco.