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Lo de Bernardo José Mora es pasión. Este marchador que acumula la friolera de 66.000 kilómetros en sus piernas en casi 20 años es todo un rebelde y aventurero. Miembro del Continental Centurion Club, que reúne a los que han logrado recorrer 100 millas "160'9 km." en 24 horas, y de la Long Distance Walkers Association, Bernardo no tiene rival en Balears, y es el único español que desafía la dureza de un día completo de competición extrema. En su historial brillan los triunfos en la Doce Horas de Vinça (Francia), las Cien Millas de Schiedam y el más reciente, en las 72 Horas de Epinal. Su participación en la París-Colmar "de 500 kilómetros" y el haber atravesado Gran Bretaña de punta a punta "1.350 km. en 27 días" ensalza la figura de un deportista olvidado por las instituciones, pero que demuestra gran capacidad de sufrimiento.

Hace unos días, en las 24 Horas de Malasia, firmó un brillante quinto puesto, con 190'552 kilómetros, superando los 1.800 metros sobre el nivel del mar y presenciando una exhibición del polaco Urbanowski. «Nos trataron de maravilla, pero el sponsor obligó a que la prueba se disputara en un parque de atracciones, un circuito infernal. Para un trazado de 800 metros al que dimos más de 300 vueltas éramos muchos participantes, pero al final logré un resultado mejor del que esperaba», señaló Bernardo.

Sobre la preparación que se necesita para afrontar un esfuerzo de esta magnitud, el atleta destacó que «la principal es la psicológica. El entrenamiento normal es el de marcha, pero más que mentalizarse, lo que hay que tener son ganas. En competición surgen problemas como las ampollas, el sueño y molestias en las articulaciones. Debes cuidar y preparar tus pies, pues son los que más sufren. Por fortuna, los míos son resistentes. Además, la alimentación es básica. Debes comer constantemente, pero cuando llegas a las 17 ó 18 horas, la mente está para pocas cosas».

Al referirse a sus inicios, la incompetencia de la IAAF sale a la luz. «Empecé como todos, en marcha de velocidad, pero acabé desengañado, pues para mí, la marcha olímpica es un fraude. Se vió en Edmonton, los primeros iban corriendo, y eso lo sabemos todos. Opté por pasarme al fondo, que es el génesis de la marcha, que empezó con pruebas de 100 y 200 kilómetros. Hoy en día importa la televisión, y si no está presente, no vales nada. La Federación Francesa en nuestra particular IAAF, pues es la que promueve este deporte, junto a Suiza u Holanda, con pruebas como la París-Colmar».