Jorge Muñoz X TURQUÍA
España ha vuelto, dos años después de la plata continental de
Francia 99, a ocupar un sitio entre las cuatro mejores selecciones
de Europa y una plaza en el Mundial, y todo gracias a un tesón, a
un esfuerzo y una fe que fueron capaces, a pesar del tormento, de
reducir a Rusia a un uno de dieciséis en triples. El poderío físico
de los rusos metió a España en un camino de espinas desde el salto
inicial. La temida zona de los hombres de Stanislav Eremin tardó en
aparecer sobre la cancha del Abdi Ipekci, pero incluso ante su
defensa individual las complicaciones que la selección encontró
para atacar fueron una tortura para los jugadores de la selección
hasta el último segundo.
La versatilidad de los ex soviéticos, sobre todo de sus pivots,
un híbrido entre poste y alero poco habitual en la ACB muy incómodo
para las características de la línea interior española, hizo de
cada carga un sufrimiento. Aunque España movió bien el balón, con
fluidez y velocidad, tardo medio encuentro en desterrar ese último
pase que casi siempre sobra, bien por temor a los tapones o por los
excelentes movimientos de los rusos.
España, que erró sus seis primeros intentos, acabó el primer
cuarto con solo siete puntos, pero dentro del partido, porque los
rusos tampoco exhibieron su habitual puntería. En medio de la
acción, Pau Gasol y Andrei Kirilenko firmaban tablas en su duelo
particular y, entre pérdidas de balón y tiros malogrados de unos y
otros, la defensa sostuvo entero al cuadro de Javier Imbroda hasta
el descanso (28-23). Faltaban veinte minutos de incertidumbre.
Alfonso Reyes empezó a poner la guinda a su infatigable derroche de
energía con puntos debajo del aro, los aleros dejaron de pensarse
cada tiro dos veces y la selección pasó a dominar el marcador, con
márgenes de infarto, pero positivos (33-37 m.26). La batalla por
las medallas y el pasaporte al Mundial seguían en el horizonte
contra la machacona zona.
Todavía sucedía algo mejor: Gasol había entrado de lleno en
situación y las faltas amenazaban a Serguei Panov y Alexander
Baschminov, artífice de la inicial renta de los «zares», que
tampoco renunciaban y gracias a un triple de último segundo a cargo
de Igor Kudelin cerraron el tercer cuarto empatados (43-43). El
corte final apretó los corazones de los protagonistas y de los
espectadores. Rusia golpeó primero (53-49), pero España contestó
con entereza. Canasta de Alfonso Reyes, un tiro libre de Gasol y
dos mates de Lucio Angulo dieron la vuelta a la tortilla (53-58 a
1:20 para la bocina. Navarro, igual que ante Israel, remató el
trabajo a falta de treinta segundos con una de sus célebres
«bombas». 55-50 y medio minuto para sufrir. Mereció la pena.
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