Nadal y Luque se abrazan tras la consecución de un gol en el partido de ayer. Foto: ALFAQUI

TW
0
XISCO CRUZ. ENVIADO ESPECIAL A VITORIA Definitivamente el Mallorca ha emergido. Será el efecto Losada, la irrupción de Roa o el cambio de sistema, pero el equipo de Kresic se ha disparado. Evidenció una gran mejoría ante el Athletic y ayer certificó que ya ha salido de la UVI. Apoyado sobre una zaga sólida, un centro del campo solvente y un ataque explosivo, el conjunto balear firmó un extraordinario encuentro en Vitoria y se dio un festín a costa de un Alavés decadente. Losada y Luque finiquitaron la victoria en apenas doce minutos, de un eléctrico arranque y luego todo fue balsámico. Mendizorroza acabó rendido al Mallorca (0-4).

El Alavés empujó desde el inicio, pero pronto se encontró con el bofetón que le propinó Losada. Lejos de ofrecer el fútbol timorato propio de un futbolista que acaba de salir de una grave lesión, el delantero gallego se atrevió con una vaselina majestuosa tras un balón muerto que cayó al borde del área. Seis minutos habían bastado para evidenciar que Luque tiene acompañante y que el Mallorca ha fichado a un goleador. El conjunto de Mané acusó el golpe, agachó la cabeza y el equipo balear le volvió a atizar. Campano envió el cuero en profundidad al desmarque que trazó Losada, el ariete sirvió a la izquierda y Luque, después de estrellar el balón en las piernas de Kike, empujó a la red (minuto 12). Inicio galáctico y partido volcado.

El grupo de Kresic retrocedió tras el descanso, y allí se sintió cómodo. Sólo Geli rompió la defensa tras un servicio de Turiel, pero su disparo con la izquierda acabó en las manoplas de Roa (minuto 51). Fue entonces cuando volvió a aparecer Losada; Kresic diseñó la misma jugada de estrategia de siempre y esta vez salió. Cristian Díaz cedió al interior del área desde el lateral y el delantero rojillo conectó un duro disparo que superó la mirada de Kike. El Mallorca empezaba a generar optimismo.

Mané metió sobre el verde a Vucko e Ivan Alonso, pero era demasiado tarde. Losada abandonaba el campo entre los aplausos de la hinchada local y Sergio Kresic metía a Francisco Soler para dormir definitivamente el partido. El Alavés se suicidó y Carlos aprovechó para lanzar un contragolpe que acabó en penalti. Campano ejecutó y cerró un triunfo histórico e inapelable.