Thomas Johansson se convirtió en el tercer sueco en ganar el
Abierto de Australia al derrotar en la final al ruso Marat Safin,
aguándole de esta manera la fiesta por su 22 cumpleaños.
Johansson, de 26 años, sentenció la contienda y obtuvo su primer
título del Grand Slam por 3-6, 6-4, 6-4 y 7-6 (7-4) en dos horas y
53 minutos al ganar la cuarta bola de partido. Fue el séptimo
título de su carrera, y evidentemente el más importante, que le
aseguró un premio de un millón de dólares australianos, unos
601.000 euros.
La tradición sueca en Australia la inauguró Mats Wilander, en
1983, que repetiría en 1984 y otra vez en 1988; luego, Stefan
Edberg fue el ganador en 1985 y 1987. Y después hubo otras cuatro
finales con un jugador nórdico en todas ellas.
Johansson rompió ayer esa mala racha gracias a su tenacidad y
como él mismo aseguró al duro trabajo en la pretemporada, donde
castigó sus piernas con interminables carreras y sus brazos con
levantamiento de pesas para rematar su preparación con partidos de
squash.
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