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La de Esther Morillo es una historia llena de dolor y agallas. En las próximas semanas debe ser intervenida quirúrgicamente de rotura de menisco y del ligamento cruzado, una lesión que arrastra desde el verano y con la que ha convivido hasta que su rodilla izquierda se ha rendido. Entre tanto han pasado demasiados meses, un periodo repleto de controversias que mantendrá a la jugadora del TNT Jovent alejada de las canchas durante medio año. Una artroscopia reveló ayer que su organismo no había asimilado un injerto que se le aplicó en el ligamento hace ya dos temporadas y que su menisco también llevaba tiempo roto.

Curiosamente, Morillo nunca quiso dar la espalda a la competición. Realizó la pretemporada completa y disputó todos los partidos de la primera vuelta. Eso si, sus idas y venidas a la clínica fueron una constante. Quizás porque quiso aplicarse al pie de la letra el consejo que le dió su antigüo entrenador: «Me dijo que debía aprender a jugar con dolor, que era algo habitual en la alta competición y que muchos deportistas lo hacían». Hasta ahora, los médicos que habían atendido a Esther fueron incapaces de detectar ninguna lesión importante. «Me hicieron una resonancia, pero no detectaron nada y me dijeron que lo único que debía hacer es guardar reposo. Lo que ocurre es que el dolor no desaparecía, todo lo contrario, se acentuaba. Sólo Miquel Reynés me dijo que tenía el menisco roto y me echó una mano para que me viera otro especialista. Ahora con la artroscopia se ha confirmado el diagnóstico y no tengo otro remedio que volver a operarme».

Esther Morillo comentó desde la Clínica Son Verí, centro en el que se encuentra ingresada, que la intervención quirúrgica a la que debe ser sometida no se llevará a cabo «hasta dentro de tres ó cuatro meses. El doctor Onofre Alba me ha explicado que me operarán con una nueva técnica y espero estar a punto para la próxima temporada. La verdad es que la noticia que me han dado esta mañana (ayer para el lector) ha sido un palo, pero poco a poco voy asumiendo la situación. Ahora lo único que puedo hacer es operarme cuanto antes e iniciar la rehabilitación».

La base del Jovent, de 23 años de edad, explicó que posiblemente hubiera seguido jugando hasta final de temporada «si antes de un partido no hubiera escuchado un crack, mientras realizaba ejercicios de estiramiento. En ese momento me asusté bastante y ya decidí quedarme sentada en el banquillo». Esther aseguró que el calvario que ha vivido durante los últimos meses ha tenido una gran influencia sobre su baloncesto. «Por mucho que me esforzara nunca he podido estar al cien por cien, aunque creo que la ilusión que tenía por jugar en esta Liga ha jugado a mi favor. Lo que pasa es que cuando aparecía el dolor era casi insoportable y así es muy complicado poder jugar bien».

Morillo se refirió a la trayectoria del TNT Jovent en la Liga Femenina 2 apuntando que «se ha notado mucho el cambio de entrenador. Desde que ha llegado Dolors Besné el equipo parece otro. Estamos mucho más unidas y eso se nota sobre la pista. Con Xavi Menal se había llegado a una situación insostenible y su dimisió ha sido muy positiva. Sabía mucho de balonceto, pero no sabía transmitirlo».