Fernando Niño frena a Calleja en una acción del partido de ayer. Foto: ALFAQUI.

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2 VILA-REAL: López Vallejo (H), Arruabarrena (H), Quique Alvarez (H), Ballesteros (H), Xavi Roca (H), Jorge López (H), Galca (H), Cagna (H), Calleja (H), Víctor (HH) y Pizzi (H).
Cambios: Amor (-) por Jorge López, Guayre (-) por Víctor y Galván (-) por Xavi Rova.
1 MALLORCA: Roa (HH), Miguel Soler (H), Nadal (H), Fernando Niño (H), Cristian Díaz (H), Olaizola (H), Engonga (H), Novo (H), Marcos (H), Losada (HH)y Luque (HH).
Cambios: Soler (H) por Engonga, Paunovic (H) por Cristian Díez e Ibagaza (H) por Marcos.
Àrbitro: Mejuto González (C.Asturiano). Mostró cartulina amarilla a los locales Galca, Pizzi y Ballesteros y a los visitantes Nadal y Paunovic.
Goles:
1-0, m.28: Jorge López.
1-1, m.68: Losada.
2-1, m.71: Víctor Fernández.

XISCO CRUZ
ENVIADO ESPECIAL A VILA-REAL
Nada parece poder frenar el incesante goteo de derrotas que sacude al Mallorca, un equipo en pleno viaje hacia ninguna parte y cuyas constantes vitales no dejan de ser una broma de muy mal gusto. A estas alturas, la fiabilidad de la escuadra balear está por los suelos. Pierde y vuelve a perder. Poco importa quién esté en frente. Su figura siempre se encoge. En la Liga donde casi nada es previsible, el Mallorca reclama ser la excepción. En Vila-real no cambió el epílogo: derrota hiriente y otro paso en falso.

Víctor Muñoz cambió el diseño de su equipo para adueñarse del balón y el arranque fue amarillo. Cagna y Galca eran las referencias en la transición del cuero y Calleja un puñal por la izquierda. El Vila-real tardó once minutos en generar el primer recurso ofensivo, pero el remate mordido de Pizzi se encontró con las manolpas de Roa. El Mallorca cedía todo el terreno, pero sus contragolpes tenían buena pinta. Ahora un arranque de Luque, luego un latigazo de Novo o un desmarque de Losada. Por aquel entonces el viento ya era indomable y la estrategia era sinónimo de suicidio.

El grupo de Kresic trataba de ganar el partido palmo a palmo, metro a metro; Engonga y Marcos mordían en el círculo central y Luque agradecía el trabajo. El catalán estuvo cerca del gol en el minuto 17, pero su disparo blando murió en la grada. Poco después, otro balón en profundidad lo rescató el ariete de Terrassa para probar la agilidad de López Vallejo, que repelió al córner un fuerte disparo. El Vila-real había perdido el empuje inicial, pero el Mallorca se encontró con la lesión de Engonga. El conjunto rojillo, que había programado un partido físico, se quedaba sin un pulmón.

La marcha de Engonga produjo un efecto de deterioro en el grupo balear, que apenas dos minutos más tarde encajó el primer gol; a pesar de que las jugadas de pizarra habían sido anecdóticas por las inclemencias del tiempo, en un saque de esquina Ballesteros acertó a conectar un remate en el área pequeña, Roa desvió y Jorge López, libre de marca, empujó a la red (minuto 28). El Vila-real se sintió más cómodo tras el gol, porque el Mallorca no encontró huecos en ataque y su fútbol era excesivamente precipitado. La ausencia de Engonga dejó huérfana la transición ofensiva y los valencianos pudieron ampliar la ventaja antes del descanso; Víctor ejecutó con celeridad un golpe franco y Jorge López lanzó alto (minuto 43).

El segundo acto amaneció igual y Pizzi pudo volcar el partido en el primer minuto. La zaga rojilla no tiró bien la línea, Víctor le ganó la espalda a Nadal, cedió al argentino y su disparo se encontró con el poste. El Mallorca seguía jugando sin bandas (Novo y Cristian Díaz apenas aportaron nada tangible) y confiaba su bagaje de ataque a alguna genialidad de Luque. El Villarreal daba un paso atrás, pero sus arrancadas por los flancos llevaban dinamita. Calleja tuvo una buena oportunidad en el minuto 54 tras una galopada galáctica, pero su envío salió desviado. Los baleares perdían innumerables balones en la construcción del juego y el equipo de Víctor tenía suficiente con replegarse de forma ordenada.

Sergio Kresic reaccionó y puso sobre el tapete a Ariel Ibagaza y Veljko Paunovic. Un par de minutos más tarde, el argentino enganchó con Albert Luque, el catalán tiró una carrera por la izquierda y su servicio lo envió Losada a la red a puerta vacía (minuto 68). El partido volvía a nacer. Pero la alegría fue efímera; un error de Ibagaza en la cesión le dio la opción a Víctor de devolverle la sonrisa a El Madrigal y el madrileño no marró tras sortear a Roa (minuto 72). Eran momentos eléctricos, pero Víctor Muñoz durmió el partido con los cambios. El Mallorca se desquició y Guayre se convirtió en la principal atracción de un final de partido roto por las faltas y las interrupciones.