Zarandeado por el resultado y con la moral minada por la imagen que
ofreció su equipo, Sergio Kresic compareció ante los medios para
intentar justificar lo injustificable, para asegurar que no teme
sobre su futuro y certificar que el Mallorca es un candidato al
descenso: «El marcador es tan contundente que sobran las palabras»,
subrayó el croata tras el encuentro.
Las excusas se han agotado y el discurso sigue siendo el mismo.
Primero fue el cansancio por la multitud de partidos que debía
afrontar la plantilla, luego fueron las lesiones y posteriormente
las convocatorias de la selección. Ahora, con toda la plantilla
sobre la arena, Kresic sólo pudo significar que «tenemos opciones
para salir de esta situación» y apeló a los 33 puntos que restan en
juego para explicar las posibilidades de lograr la permanencia:
«Ahora sólo nos vale estar unidos porque tenemos los rivales a dos
y tres puntos y bajan tres».
Pese a la hiriente derrota, Kresic apuntó que «no me preocupa lo
más mínimo mi futuro porque me veo plenamente capacitado para sacar
al equipo de esta situación. No tiraré la toalla». Sobre la reunión
que el presidente mantuvo con los jugadores al final del partido en
el interior del vestuario, el técnico rojillo significó que «me ha
pedido si podía bajar al vestuario para animar a los futbolistas y
eso es lo que ha hecho. La unidad es algo imprescindible para
conseguir la permanencia», agregaba.
Interrogado por la actitud de la plantilla, Kresic explicó que
«han mostrado unas ganas enormes durante toda la semana y en el
primer minuto de partido hemos recibido un gol. Nos castigaron
mucho porque era un encuentro importante». Sin embargo, el
entrenador del Mallorca quiso dejar claro que «la plantilla está
muy desilusionada con el resultado, porque nosotros somos los que
vivimos de esto. Es normal que la gente abandone el campo antes de
que acabe el partido porque estaban decepcionados con el
resultado».
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