Después de haber ganado la Copa del Mundo y haber logrado el año
pasado en Lahti (Finlandia) el título mundial de 50 kilómetros,
estilo libre y una plata en la persecución, Muehlegg firmó, no
obstante, el mayor éxito de una carrera deportiva en la que todos
sus triunfos los logró como español.
Primero se impuso en el circuito de Soldier Hollow en los 30
kilómetros, estilo libre, en los que destrozó a sus rivales y ganó
con la mayor diferencia sobre el segundo clasificado de toda la
historia olímpica de la prueba, superando al austríaco Christian
Hoffmann en más de dos minutos. Después brilló de nuevo en la
persecución, en la que ya se colocó en cabeza de la prueba mixta
tras la primera parte, los 10 kilómetros, estilo clásico "que en
teoría no son su fuerte" y se exhibió en los restantes 10, en
estilo libre.
El cántabro Juan Jesús Gutiérrez concluyó el décimo octavo en
los 30, libre; el 41 en la persecución y fue el mejor español en la
de 50, clásico, en la que concluyó vigésimo primero. El vasco
Haritz Zunzunegui no pudo terminar esta prueba e Iker Fernández,
del que se esperaba mucho en la prueba de «half-pipe» de snowboard
(tabla de nieve), sólo pudo acabar en el puesto vigésimo tercero,
en una prueba en la que notó la falta de ritmo provocada por el
parón que sufrió su puesta a punto después de la luxación de codo
que sufrió, mes y medio antes de los Juegos en Laax (Suiza).
La actuación de la granadina María José Rienda fue más que
meritoria en el gigante, en el que logró un sexto puesto después de
haber ocupado la tercera plaza provisional tras la primera manga.
En líneas generales, el equipo que dirige Carlos Salvadores
desempeñó una gran labor en los Juegos, en los que anunció a Efe
«el final de una etapa». Sin embargo estos juegos serán recordados
por el positivo de «Juanito», más que por otro tipo de éxitos.
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