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En plena caída libre, el Drac Inca espera haber encontrado en Lázaro Borrell a un argumento sólido para frenar en seco un proceso de corrosión que le ha metido en terreno pantanoso. A falta de siete partidos para que muera la fase regular, el grupo de Oliete parece tener asumido que se ha quedado sin margen de error. De hecho, si desde hace varias semanas se habla de marcar un punto de inflexión, parece haber llegado el momento de alterar el guión y llenar de nuevo la mochila. Se ha incorporado a un jugador con credenciales NBA y el calendario exhibe un tramo aparentemente propicio para la rehabilitación. Ante esta tesitura, el pulso de esta tarde aparece dentro de un contexto extratégico. Aparece un Melilla titubeante, con unos pocos gramos más de crédito que el Drac Inca "una victoria más", y eso añade más carga de trascendencia al partido.

Una temporada más, el Melilla no ha dejado de ser uno de esos equipos que hacen mucho ruido durante el verano pero que languidecen ante la hora de la verdad. Curioso lo de este club. Siempre ha manejado presupuestos importantes, ha tenido buenos jugadores y buenos entrenadores, pero los resultados no han dejado de ser mediocres. Este año entregó la dirección técnica del equipo a Josep Maria Izquierdo "uno de los mejores preparadores de la LEB" e incorporó a un buen puñado de jugadores contrastados en la Liga, pero ahí está, en tierra de nadie y demasiado cerca del abismo. Pese a todo, lo que está haciendo Izquierdo tiene mucho mérito. Con la competición en curso, los problemas internos que ha sufrido el club norteafricano han sido constantes, hasta que una intervención de la administración pública parece haber generado un efecto reparador.

En Inca, una semana más, lo estrictamente deportivo ha quedado relegado a un segundo plano. El equipo acabó trasquilado en la pista de la Universidad Complutense, pero el culebrón Borrell ha podido con todo. El ex jugador de los Sonics trabajó ayer por primera vez con su nueva escuadra y dejó una buena sensación. Eso sí, Lázaro Borrell acumula demasiadas semanas alejado de la competición y es demasiado pronto para extraer conclusiones. Pese a todo, su estreno está totalmente confirmado y es bastante probable que José Luis Oliete le conceda un buen puado de minutos. El Inca se encuentra metido en un laberinto y necesita de un jugador con capacidad de liderazgo para encontrar la salida. Tres derrotas consecutivas (Tenerife, Lucentum Alicante y Complutense) han dejado al plantel balear en una situación límite. Algunos han decidido quitarse de en medio y su crédito está más que agotado.

Los inquilinos de uno y otro banquillo han hablado bastante claro. «Nuestra trayectoria deja claro que no estamos en un buen momento, pero hoy tenemos que ganar. Es un partido clave y no hay mucho más que decir», ha subrayado Oliete en las horas previas al encuentro. El técnico aragonés, que podrá contar con todo su armamento, reclamó también ayuda de la grada. «Es un partido muy importante para nosotros y está claro que si nos echan una mano tendremos más opciones. Últimamente no hemos dado demasiadas alegrías a nuestros aficionados, pero todavía estamos a tiempo de arreglar las cosas y espero que estén a nuestro lado».