FERNANDO FERNÀNDEZ
Etosa Murcia mostró la senda del sufrimiento a un Drac Inca que quiso alejar problemas, pero tardó demasiado en ser consciente de que podía sobreponerse al peso en la pintura del equipo de Oleart.
Arrancó Drac Inca pasado de revoluciones y eso le costó el primer disgusto al cinco insular. Javier Mesa se convirtió en el dueño y señor de la zona, encontrando en Ramón Moya al relevo ideal. Por contra, Letbetter forzaba al maximo sus acciones y echaba por la borda el trabajo del conjunto. Tampoco Kenny Green estaba a la altura y tan sólo la efectividad desde 6'25 metros permitía conocer de cerca el pulso de Drac Inca.
Oliete optó por una solución contudente. El dueto estadounidense iba al banquillo y Alzamora era la referencia y esperanza. Etosa Murcia siempre mandaba en el luminoso, con contadas incursiones baleares (23-23 minuto14), pero no había manera de que el juego interior carburara.
Aunque la fortuna quiso estar del lado inquense. Trías y Mesa cometían su tercera falta y Oleart se veía obligado a dosificar su principal y casi única arma. A Jordan le venía grande tirar de sus compañeros y su individualidad le costó algún imprevisto a los murcianos. No era la noche de Green, por lo que el rebote y la estadística se resintieron. Para colmo de males, el Inca tardó tres minutos y medio en aparecer en el luminoso en el tercer cuarto. Tirando de su fortaleza física, Murcia demarraba e Inca hacía la goma sin criterio. Un cambio a zona transformó el rostro de Drac Inca en el último episodio del partido. Letbetter volvió e intimidó. La muñeca de Villar hizo el resto, pero fue un espejismo. La reacción se quedó a medias.
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