Son Moix revivió instantes de gloria bajo los tableros de la mano
de mitos de la canasta. Un combinado cargado de sentimentalismo e
ilusión provocó que más de uno hiciera memoria y le vinieran a la
cabeza pretéritos y gloriosos tiempos del baloncesto mallorquín.
Pero en frente tenían ni más ni menos que a una nómina que
impresiona y que convierte a los veteranos del Real Madrid en una
escuadra con un peso histórico importante y en la que se acumula un
palmarés que puso a Europa a sus pies.
Lo de menos era el resultado. Dar el máximo apoyo a los niños
enfermos de cáncer y reconocer públicamente la loable labor
desarrollada por ASPANOB bien merecía un esfuerzo y los
protagonistas lo sabían. El público respondió y el espectáculo
estuvo a la altura de las circunstancias, pues el descaro del
Mallorca All Stars topó con la clase que conservan los Brabender o
Biriukov y la muñeca de Rafa Rullán, que durante unos minutos
compartió elástica con su hijo Jorge. Una vez más, Romay puso la
nota de humor e intimidó, siempre de buenas, a los contrarios con
sus 2'13.
Un poco menos rodados se mostraron los miembros del variopinto
equipo anfitrión. Políticos como Jaume Font o jugadores en activo,
caso de Albert Alzamora o Guillem Coll, pusieron la carne en el
asador con la colaboración especial de Abrines o Juan Domingo De la
Cruz, que protagonizó algún que otro pulso en el que años atrás
hubieran saltado chispas. Los años pesaban, pero la ilusión hizo
que el tiempo se parara sobre el parqué.
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