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70 DRAC INCA: (25+9+19+17) Navalón (21), Kenny Green (9), Toni Carrasco (2), Villar (9) y Alzamora (18), "cinco inicial" Sergi Grimau (0), Puyada (4), Montañana (7), Bordas (0), Cruz (0) y Ledbetter (0).
77 OURENSE: (17+17+23+20) Vázquez (7), Bernabé (4), Anagmaspou (9), Wilson (13) y Miralles (13), "cinco inicial" Kammerichs (6), Cherry (15), Crespo (0), Aldama (7) y Buesa (3).
ÀRBITROS: Uruñuela (País Vasco) y Barbají (Cataluña). Eliminaron por cinco faltas personales a Villar, minuto 39 y también señalaron falta antideportiva a Buesa, minuto 35.

Fernando Fernández
Drac Inca no cumplió su parte del trato pero las derrotas de Rosalía y Caja Sur permiten al grupo de Oliete esquivar el temido play-off por el descenso. Ourense dejó patente su categoría en el Palau, aunque los inquenses nunca bajaron la guardia y dieron la cara buscando el premio sin tener que depender de una carambola. La entrada no fue la esperada en el Palau pero los seguidores que acudieron a la vital cita ante Ourense nunca dejaron de animar a un conjunto que lo dio todo sobre el parqué y que empezó ilusionando a ritmo de triple. Estó provocó que Salva Maldonado debiera tirar del grueso de su banquillo a la caza de una solución que atajara el mal que le estaban haciendo Navalón, desde 6'25, y Green y Alzamora en la pintura a un Ourense desfigurado.

Las primeras ventajas no tardaron en llegar y el desenlace del primer cuarto (25"17) hacía pensar en que la sorpresa y la permanencia eran posibles. Pero Ourense no quería dejar escapar la oportunidad de salir airoso de una pista como el Palau y de la mano de Buesa le daba la vuelta al partido (29"30) en el minuto 15. El equilibrio era la nota predominante pero Drac, consciente de lo mucho que había en juego, exhibió todo su arsenal y Alzamora se echó el equipo a las espaldas.

Navalón le escoltó desde el perímetro y los nervios volvían a hacer acto de presencia en el cinco gallego. Una vez más la calidad y el mejor equipo orensano ponían en serios aprietos a la escuadra de Oliete que no podía permitirse ningún tipo de licencia ante un Ourense que, a medida que pasaban los minutos y se agotaba el tercer cuarto, retomaba el pulso a un partido vivo. El último episodio sirvió para que Miralles se erigiera en dueño y señor de la pintura y los errores del Drac Inca condenaran la conjunto de Inca a una despedida que acaba con derrota pero con la imagen de un equipo crecido ante la adversidad y al que sólo la mala fortuna le privó del triunfo.