El Real Mallorca afronta este domingo una jornada de infarto, una
de esas donde las matemáticas, los transistores y, sobre todo los
nervios, componen el menú de mañana entre las ocho y las diez de la
noche. El equipo de Tomeu Llompart juega en el Bernabéu ante el
Real Madrid pero también lo hace en el Madrigal, en el Insular y en
San Mamés. El dato más preocupante es la posibilidad de que el
equipo descienda mañana a Segunda División.
Si el equipo bermellón pierde en el Bernabéu y Villarreal y Las
Palmas ganan y Osasuna empata o gana al Athletic, los rojillos
habrán bajado de categoría. Si el Mallorca gana y el resto de
equipos implicados en la lucha por la permanencia también, entonces
todo quedará pendiente de lo que suceda en la última jornada de
campeonato pero aún así el grupo de Son Moix seguirá dependiendo de
lo que hagan el resto de equipos además de sacar adelante su
partido.
La clasificación está tan apretada que incluso, perdiendo el
Mallorca mañana, puede mantenerse aunque para ello es
imprescindible que Las Palmas y Tenerife empaten y que el
Villarreal gane al Zaragoza. Si estos resultados se dan en la
última jornada el Mallorca, ganando al Valladolid y esperando que
Las Palmas no gane a la Real, el equipo de Llompart estaría
salvado. Lo que más lamenta el vestuario en estos momentos es el
tener que ir a Madrid a jugarse toda una temporada. Albert Luque ya
apuntaba esta semana que el equipo ha escogido el peor escenario
posible para ir a sumar puntos a fin de asegurar la permanencia en
la máxima categoría del fútbol español.
No obstante en el grupo balear hay un moderado optimismo y se ha
valorado de manera muy positiva, tanto por los jugadores como por
el técnico Tomeu Llompart, que el once blanco haya logrado
clasificarse para la final de la Liga de Campeones. Entre el
reparto de entradas, el viaje a Glasgow y la euforia lógica del
momento, el equipo rojillo se encontrará un ambiente que debe jugar
a su favor ya que es indudable que la atención del conjunto
merengue no estará al cien por cien depositada en el partido de
Liga. Y eso que los de Del Bosque se juegan mucho ya que la segunda
posición no está asegurada e incluso dependiendo de lo que haga el
Valencia, pueden tener esperanzas de conseguir el título de
Liga.
Todo está por decidir pero el gran hándicap de los
mallorquinistas es no depender de su resultado y tener que estar
pendiente del resto de marcadores. Hoy sólo importa el partido y
atrás queda una semana marcada por la destitución de Sergio Kresic
y por los problemas causados por un amigo de Etoo. Ahora sólo
importa ganar, sumar tres puntos y esperar que los directos
implicados en el descenso no tengan su mejor tarde y echen una mano
al Mallorca.
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