06/05/02 0:00
El mallorquinismo pasó de la incertidumbre a la euforia en cuestión de segundos. Fueron aquellos en los que Fernández Marín puso punto y final a la pesadilla del Bernabéu, un mal trago que acabó con regusto dulce. La situación límite que afrontaban Llompart y compañía fue vivida de forma intensa en la Isla a través de la pequeña pantalla. Las peñas amontonaron una ingente cantidad de ilusiones que un gol anulado estuvo a punto de tirar por la ventana. Pese a que la mayoría de seguidores optaron por vivir en familia o en la soledad del sufridor el penúltimo paso hacia la permanencia, los núcleos duros del alma barralet optaron por compartir nervios y una hora y media de infarto.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.