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Efe SPIELBERG (AUSTRIA)
Schumacher engrosó ayer en Austria su leyenda, no exenta de controversias y contradicciones. En la sexta prueba del mundial, en la que el español Pedro de la Rosa (Jaguar) abandonó en la primera vuelta, logró su quinto triunfo del año. Además, cerró el círculo y salió exitoso del único de los 17 circuitos del mundial que aún se le resistía. Pero la forma en la que logró subir a lo más alto del podio, escandalosa para sus detractores, fue, cuanto menos, discutible. «Schumi» se adjudicó un triunfo que le correspondía sin duda alguna a su compañero Barrichello, que dominó la prueba de principio a fin y que tuvo que cederle la victoria tras recibir de su director técnico, Ross Brown, por radio, las instrucciones ordenadas por Jean Todt, el director deportivo de Ferrari.

El simpático piloto brasileño, que el jueves llegó a un acuerdo con la escudería de Maranello para renovar dos temporadas más su contrato y, de esa forma, intentar completar junto al cuádruple campeón del mundo el ciclo histórico más importante de Ferrari, pagó con creces el peaje de su renovación. «Rubinho» obedeció y después de la última curva cedió la victoria a su jefe.

Hasta su controvertido desenlace, la prueba estuvo marcada por el espectacular accidente que protagonizaron el alemán Nick Heidfeld (Sauber) y el japonés Takuma Sato (Jordan). La carrera fue neutralizada inicialmente en la vigésima quinta vuelta, a raíz del trompo que había dado en la recta de llegada el francés Olivier Panis, al romper el motor de su BAR-Honda. Pero inmediatamente después al bólido de Heidfeld se le rompió el disco del freno delantero cuando intentaba adelantar al escocés David Coulthard.

El monoplaza del alemán salió lanzado y se llevó por delante el Jordan de Sato, en un accidente en el que por escasas milésimas no se vio involucrado el colombiano Juan Pablo Montoya (Williams-BMW), que subió por cuarta vez en la temporada al podio, al concluir tercero. Sato hubo de ser evacuado en helicóptero a un hospital, por fortuna, todo quedó en un enorme susto, ya que, en un principio, el nipón "cuyas heridas parecen no revestir gravedad" había perdido la consciencia.

La mayor parte de los espectadores que vivieron «in situ» la carrera se sintieron defraudados al ver como Barrichello dejaba pasar a «Schumi» a pocos metros de la meta, al igual que hace exactamente un año "en aquella ocasión el brasileño le 'cedió' el segundo puesto al alemán" en este mismo escenario.