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Felipe Recuero - Italia
El ciclista australiano Robbie McEwen, del equipo belga Lotto, logró su segunda victoria al ganar la décima etapa del Giro, que volvió a estar marcada por el dopaje, y en esta ocasión el involucrado fue el italiano Gilberto Simoni, vencedor de la pasada edición. El bueno de Simoni recibió la noticia de que había dado positivo, con cocaína, en un control sorpresa realizado el 24 de abril, otra bomba en el pelotón del Giro y en el ciclismo en general, pues al final de la jornada anterior el contra análisis del italiano Stefano Garzelli confirmó su «no negativo», con probenicide, en la segunda etapa y por consiguiente fue expulsado de la carrera.

Estos acontecimientos relegan lo meramente deportivo a un segundo plano, pues a esos sucesos hay que añadir también el denominado «caso Varriale», en el que están implicados varios ciclistas italianos acusados de consumo y tráfico de sustancias dopantes y otras drogas. Incidentes que se han convertido en habituales en los prolegómenos de las salidas y de los que muy pocos quieren hablar, aunque coinciden en que el ciclismo es el deporte más vigilado y esa es la razón por la que salen a la luz más casos.

Razón no les falta y como decía Claudio Corti, «mánager» del Saeco que comanda Simoni, que no se mide a todos con el mismo rasero. «Los ciclistas tienen que orinar delante de un comisario, en otros deportes, por ejemplo el fútbol eso no ocurre. Espero que la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) aproveche, por ejemplo, el mundial de fútbol para hacer controles sorpresa y acompañe a los futbolistas a los vestuarios para tomar sus muestras de orina». Lo que está claro es que el Giro, los campeones del Giro, parece que están perseguidos por la mala suerte, pues, curiosamente, los últimos ganadores se encuentran en horas bajas o bajo sospecha. Marco Pantani fue expulsado siendo líder en 1999, por exceso de hematocrito; Garzelli triunfador en el año 2000 tuvo que poner fin a la presente edición por la probenicide y el último ganador Gilberto Simoni a punto estuvo de dejar la carrera por la cocaína que empleó su dentista para anestesiarle.

La décima etapa tuvo como flamante ganador al australiano McEwen, que invirtió en los 118 kilómetros, 2 horas, 57 minutos y 24 segundos. Trás él los italianos Fabrizio Guidi y Giovanni Lombardi dando tiempo al pelotón principal en el que se encontraban los primeros de la general, que no sufre variaciones y por quinto día sigue comandada por el alemán Jens Heppner. La jornada, bajo un calor asfixiante, cerca de 35 grados y desmotivación general en los 172 corredores que iniciaron la etapa, resultó menos movida de lo esperado, pues prácticamente estuvo bloqueada por los equipos con esprinters en sus filas desde el banderazo de salida para buscar lo que al final sucedió, una llegada en grupo.