Alemania, eufórica tras su extraordinaria demostración de fútbol ofensivo ante Arabia Saudí (8-0), puede convertirse mañana en la primera selección clasificada para los octavos de final del Mundial 2002, aunque Irlanda no dará tantas facilidades como los inocentes saudíes.
Esa impresionante inyección de moral puede ser ahora el peor aliado de los alemanes, que deberán mantener la cabeza fría para superar a Irlanda, una selección que demostró una gran capacidad de reacción frente a Camerún (1-1).
Olvidados ya los cuatro años aciagos, en los que Alemania no hizo nada reseñable en Francia´98 ni en la Eurocopa de Bélgica/Holanda, amén de los apuros para obtener en la repesca el pase a este Mundial, el equipo de Rudi Voeller vive un esplendoroso presente.
La tricampeona del mundo cuenta con un digno heredero de Gerd Muller y Juergen Klinsmann, el delantero de origen polaco Miroslav Klose, autor de tres de los ocho goles a Arabia, pero también otros hombres fundamentales brillaron.
La moral de los irlandeses también goza de buena salud. Los hombres de Mick McCarthy cuajaron un gran segundo tiempo ante los campeones de Africa, primero porque fueron capaces de sobreponerse al tanto de Mboma, en una gran volea de Matt Holland, y segundo porque superaron el golpe anímico que había supuesto la exclusión su capitán Roy Keane. A pesar de todo, los irlandeses están igualmente obligados a ganar en su objetivo de superar la primera fase, ya que una derrota les dejaría a expensas de lo que haga Camerún con una Alemania ya relajada en la última jornada.
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