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Óscar González SUWON
El «síndrome de Francia», el temor a verse superado contra pronóstico, pondrá sobre alerta hoy en Suwon a Brasil, que se enfrenta a una selección costarricense que precisa al menos un punto para cumplir su sueño de acceder a los octavos de final del Mundial, doce años después.

Tras la debacle de Francia y Argentina, Brasil ya no se fía y necesita una victoria que confirme su nueva condición de gran favorito. El conjunto de Luiz Felipe Scolari, que llegó a Asia en medio de las críticas que provocó una penosa fase de clasificación, se ha encontrado de pronto encumbrado a la condición de máximo aspirante al título, por sus aciertos en los dos primeros partidos y por los errores de sus rivales. Por eso, Brasil, que ya está clasificado para los octavos de final, necesita la victoria. Quiere convencer y viajar a Japón como líder del grupo, lo que no impide que Scolari, que hoy cumple un año al frente del «tetracampeón», haga cambios en la alineación inicial.

El ansia de triunfos de Brasil choca con la esperanza de Costa Rica de igualar, cuando menos, la clasificación a la segunda ronda lograda en su anterior participación en un Mundial. Alexandre Guimaraes, que vuelve a enfrentarse a la selección de su país de origen, en esta ocasión como seleccionador, mantiene las dudas de Harold Wallace y Wilmer López, con sendas contracturas. Frente a lo que ocurrió en Italia´90, cuando Costa Rica jugó con «miedo» frente a su rival, según reconoció el único superviviente de entonces, Hernán Medford, la actual selección «tica» se siente en disposición de jugar de tú a tú al conjunto brasileño.