La final de Yokohama no será posible porque Alemania, el quinto
equipo europeo que encontraba en su camino, despertó de su sueño al
equipo de Guus Hiddink, un semidiós que ha hecho héroes nacionales
y famosos en todo el mundo a jugadores hasta hace 20 días
desconocidos en el planeta del fútbol. Pese a la derrota por 1-0
frente a los alemanes, Hiddink y sus hombres seguirán siendo
durante mucho tiempo idolatrados por 48 millones de coreanos cuyo
orgullo nacional se fue hinchando como un globo a medida que el
equipo iba consiguiendo hitos históricos.
Más admirado todavía que los jugadores, el técnico holandés Guus
Hiddink está siendo agasajado allá por donde pasa. Una casa en la
isla de Jeju para sus vacaciones, viajes gratis en primera clase en
la compañía aérea coreana y, sobre todo, la admiración de
aficionados, políticos y empresarios. Por si fuera poco ha sido
nombrado Ciudadano de Honor de Corea del Sur. Su modelo de
liderazgo, mezcla de disciplina, innovación, confianza, talante
ofensivo y experiencia, está siendo estudiado por expertos en
gestión de empresas para trasladarlo al campo de los negocios.
Hiddink, de 55 años, es un semidiós en Corea.
El holandés se hizo cargo del equipo en enero de 2001 y tuvo que
aplicar el bisturí para organizar un grupo caótico en el que los
jugadores jóvenes tenían que utilizar largas fórmulas de cortesía
para hablar con los veteranos en pleno partido y no osaban
compartir su mesa en las comidas.
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