En el Mundial de Corea del Sur y Japón, España volvió a quedarse
al borde de la línea que separa lo normal de lo extraordinario. Lo
normal es caer en cuartos de final y lo extraordinario hubiera sido
pasar a semifinales por primera vez.
Se decía que en esta ocasión las posibilidades eran reales, dado
que los rivales a priori eran asequibles, un eufemismo que en
fútbol significa que se les puede ganar con cierta facilidad.
Otra vez los cuartos fueron el techo para la selección. Otra vez
se buscó un culpable externo, aunque en honor de la verdad hay que
decir que un arbitraje imparcial tal vez hubiera producido otro
resultado en un partido que España afrontó con excesiva
prudencia.
Iker Casillas fue el único jugador que disputó todos los minutos
de la selección española en el Mundial 2002. Cuajó buenas
actuaciones en los cinco partidos, principalmente en el de octavos
de final contra Irlanda, en el que detuvo un penalti a Robbie Keane
en el transcurso de la contienda y luego salvó otros dos más en la
tanda de penas máximas, lo que concedió el pase al cuadro
hispano.
El barcelonista Luis Enrique Martínez y los madridistas Iván
Helguera y Fernando Morientes fueron los otros tres jugadores que
intervinieron en los cinco encuentros, aunque no todos completos.
Aunque más minutos jugaron Puyol, Hierro y Baraja.
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