El ciclista texano, además, en esta ocasión cuenta con más
ventaja, pues la carrera tiene menos kilómetros (3.277), más margen
en las contrarreloj "109 individual repartidos en el prólogo y dos
etapas, más 67'5 kilómetros por equipos" y mantiene los finales en
alto con cinco, aunque en esta edición no habrá cronoescalada. Otra
vez es el máximo candidato al primer peldaño del podio final, pues
para su «alegría» no estará su enemigo número uno, el alemán Jan
Ullrich, ganador en la edición de 1997 y segundos en las dos
últimas ediciones. Ullrich se encuentra convaleciente de una lesión
de rodilla y desde hace un par de días acusado de dopaje por
anfetaminas.
El Tour parece más humano que en ediciones anteriores, pero con
el mismo favorito: Lance Armstrong. Un corredor que, en los últimos
años, ha cumplido sus objetivos y entre ellos no es otro que el
Tour Francia, carrera de la que dice no estar obsesionado. Lo
cierto es que si la suerte le acompaña Armstrong va a ganar su
cuarto Tour y, posiblemente, el quinto o el sexto si decide seguir
dando pedales, pues a sus 30 años, a pesar de que dice que un día
de estos dejará de dar pedales. «Seguiré un año más», es su frase
favorita al final de la carrera. El Tour'02 le va como anillo al
dedo. Salvo un accidente se va a quedar a un paso de entrar en el
club de los «cinco», de los únicos corredores que han ganado la
prueba francesa en cinco ocasiones: los franceses Jacques Anquetil
y Bernard Hinault, el belga Eddy Merckx y el español Miguel
Indurain.
Armstrong es el hombre a seguir, el corredor a batir, pero no lo
va a tener nada fácil como el mismo reconoce, pues el trazado,
aunque parece suave la realidad es otra y, además, en esta ocasión
al no tener a su principal rival, la carrera estará más abierta al
estar menos controlada. Además, el Tour, vuelve a ser más clásico,
pues ha suprimido la cronoescalada y ha colocado una contrarreloj
larga antes del primer envite serio de montaña, en la undécima
jornada, con final en el mítico La Mongie. Un trazado que no le va
nada mal a Armstrong. Es similar a las exhibiciones de Indurain.
Cuando ganaba con autoridad la primera crono, luego se defendía sin
problemas en la montaña administrando perfectamente su renta y
remataba la actuación en la última cronometrada, a las puertas de
París.
El Tour parece una especie de guión ideado para que se vuelva a
lucir Armstrong, con permiso de los Joseba Beloki, Igor González de
Galdeano, Moreau, Leipheimer, Óscar Sevilla y Santiago Botero por
citar a algunos de los pocos candidatos que tiene el estadounidense
para que le hagan sombra, para que le acompañen en el podio. Las
principales dificultades, a priori, que presenta el Tour'02 son los
cinco finales en alto: Mongie, Plateau de Beille, Mont Ventoux, Dos
Alpes y La Plagne, además de otra etapa de alta montaña con final
en Cluses. Un terreno donde los escaladores tendrán que intentar
coger en algún renunció al nuevo rey del Tour, pues a su favor
tiene los muchos kilómetros cronometrados donde, a buen seguro,
conseguirá una renta que le permitirá maniobrar con tranquilidad.
Es en ese momento cuando los españoles tienen la mejor oportunidad
para intentar restar tiempo al ciclista tejano, bien escoltado por
los españoles Chechu Rubiera y Roberto Heras, escuderos de lujo del
que todo apunta será tetracampeón de la más prestigiosa ronda por
equipos del planeta.
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