La visita del Real Mallorca a Málaga ha sido catalogada por la
plantilla andaluza como la «primera final del campeonato». La
cantidad de puntos que se han escapado de La Rosaleda y el bache
momentaneo por el que atraviesa el cuadro malagueño, han motivado
que el plantel blanquiazul subraye los dos próximos encuentros del
calendario como prioritarios de cara a firmar la supervivencia y
que todos los estamentos del club se movilicen para darle al
encuentro un aire especial y decisivo.
La preocupación por la marcha del equipo ha permanecido durante
toda la semana sobre la cabeza de Peiró, que ayer dirigió el
penúltimo entrenamiento de sus hombres variando el trabajo habitual
de otras semanas. El técnico dispuso una sesión preparatoria
intensa en la que contó con la presencia de todos sus efectivos,
incluido Josemi -que se ha recuperado de sus molestias en el
gemelo- y sólo Gerardo se perderá la cita ante los baleares para
cumplir un encuentro de sanción. Tanto para el entrenador como para
los futbolistas, resulta trascendental enlazar con triunfo los
encuentros de casa ante Mallorca y Recreativo y el primer paso debe
materizalizarse el domingo.
El plantel del Málaga, que estuvo muy atento a lo sucedido el
jueves sobre el césped de Chamartín, recela principalmente del
tridente formado por Ariel Ibagaza, Samuel Etoo y Walter Pandiani,
con lo que se espera una vigilancia añadida para controlar el
principal fluido ofensivo mallorquinista. Algunos jugadores como
Miguel Àngel, definieron el compromiso como «una batalla deportiva,
que no se puede dejar escapar» y el duelo ha adquirido una
dimensión vital para los intereses de los malagueños.
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