Las cajas fuertes que se encontraban en el despacho del ex
secretario general de la RFEF, Gerardo González, desaparecieron de
su lugar sin que se conozca su paradero. Según informó Onda Cero,
en el momento en el que el ex directivo y su abogado, Fernando
Pérez Espinosa, se personaban en la entidad, tal y como se había
acordado con la Federación, para retirar documentos y objetos
personales y dar papeles que estaban en unas cajas fuertes de su
despacho descubrieron la desaparición. Al llegar al despacho, los
presentes vieron la puerta con «signos de ser forzada, como si
hubiese sido apalancada», relató en el programa Pérez Espinosa.
Además, en la antesala no estaban las cajas fuertes mencionadas.
Entre la documentación exhibida por la citada emisora destacan
las facturas de los diferentes gastos realizados por el
vicepresidente de la Española, Juan Padrón, su administrador
general, Castillón, y el propio Borrás del Barrio. El punto de
partida fueron cinco billetes de avión de ida y vuelta con origen y
destino en Madrid y Buenos Aires, cuyo precio asciende a unos 3'5
millones de pesetas. Una vez ya aterrizados en Argentina, el 21 de
mayo del 2001, se dispuso el alquiler de una furgoneta privada para
realizar el traslado al hotel. El coste de este servicio superó las
25.000 pesetas. Sin embargo, los dirigentes y las esposas de Padrón
y Castillón tuvieron a su servicio el vehículo durante diez horas,
con un valor de 48.900 pesetas.
Cabe decir que la AFA corrió con los gastos de traslado y
alojamiento en Argentina, por lo que el gasto era a cuenta del
organizador del encuentro y los cinco millones acumulados son
extras a abonar única y exclusivamente de la RFEF. Al día
siguiente, el periplo continuó con el traslado de los
expedicionarios hacia el aeropuerto (25.500 pesetas) para tomar un
vuelo que les condujera hacia las cataratas de Iguazú. Este
transbordo aéreo supuso un desembolso de 621.230 pesetas, a las que
se unieron 24.000 pesetas más por el recorrido en vehículo privado
entre el aeropuerto y el Hotel Sheraton Iguazú. El almuerzo y las
habitaciones con vistas a las cataratas supusieron un desembolso de
140.300 pesetas.
Un nuevo servicio privado de transporte, unido a una visita a la
zona y un vuelo panorámico sobre las carataras ascendieron a
194.000 pesetas, a las que se añadieron 70 mil más, importe de la
cena de la que disfrutaron los cinco. Dos nuevos traslados
alcanzaron las 46.500, aunque llama también la atención dentro de
la documentación una cena-espectáculo en la que el desembolso fue
de 86.700.
Disponer de un guía, una furgoneta y el traslado entre Rosario y
Buenos Aires engrsaron la factura en 183.200 pesetas. Por último,
un recorrido hacia el aeropuerto de Buenos Aires (25.500) cerró un
periplo que se saldó con un importe de 5.047.050 pesetas, que según
informó la Cadena Ser, fueron abonados por la RFEF el 10 de abril
del 2002 a la agencia de viajes habitual del organismo. Este
importe fue pagado con un talón firmado por Juan Luis Larrea,
tesorero de la RFEF, y José María Castillón, dentro de una cuenta
general que superaba los 118 millones de pesetas.
También el abogado recabó alguna información para averiguar que
«las cajas estaban el miércoles cuando finaliza la jornada laboral
y que por la noche unos operarios estaban trabajando con un soplete
porque se habían forzado unas cajas sin saber el resultado, pero
nadie dice donde están. Pensamos que el presidente y el
vicepresidente están obligados a darnos una explicación creíble. Da
perplejidad que no se haya oído aún ninguna voz de la Federación.
Si los responsables de la Federación no dan una explicación es que
son responsables, por activo o por omisión», concluyó el
letrado.
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