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Santiago Aparicio|MADRID
Feliciano López, «un náufrago» en medio del panorama tenístico español, fiel a su empeño de imponer un juego apartado de la tradición del jugador hispano, logró el primer título como profesional en su carrera y encauzó un historial expuesto a un panorama enorme.

El toledano, de veintiún años, criado deportivamente en Madrid y uno de los principales representantes de las incipientes generaciones que pretenden abrirse paso entre la 'armada', volvió a sostenerse en la eficacia de su servicio -que nada tiene que envidiar a los históricos cañoneros del circuito profesional-, donde ha encontrado un provisional acomodo en las proximidades del número cincuenta.

Feliciano no había ganado nada todavía. Explotó en el circuito profesional el año pasado. Causó sensación en Wimbledon y se dejó ver en Australia. Sigue creciendo y su progresión ha encontrado premio.

Ahora ha aprovechado la proyección del último cartel del Campeonato de España para estirar su proyección. Este curso la situación aparentaba la misma pinta. Los cuartos de final de Dubai y de Estoril y los octavos sobre la hierba de Londres habían marcado su tope.

El toledano no jugó bien ante Rafael Nadal, el más esperanzador porvenir, por edad, de la raqueta española. Pero se agarró al saque para terminar con las aspiraciones de triunfo del mallorquín y ganó por un doble 6-4. En poco menos de hora y media.

Feliciano pasó por alto la teórica lentitud de la arcilla. Es fiel a sus principios. Servicio y volea, como gran parte de los últimos grandes jugadores que se han impuesto en el mundo. No perdió ni una sola vez el servicio, por lo que la mitad del camino lo tuvo ganado. Dos 'breaks', uno en cada manga, terminaron por darle el partido.

Nadal disfruta de todo el futuro por delante. Pero tiene prisa por llegar arriba. El jugador que menos ha tardado en establecerse entre los cien primeros del mundo, después del estadounidense Michael Chang, apenas tuvo opción de inquietar al toledano. Tiene una gran ambición y una cabeza, una mentalidad ganadora exclusiva de los grandes.

No pudo nunca cuestionar el saque de Feliciano. Excepto cuando este empezó a sentir cierto temor a ganar. Fue en el décimo juego del segundo set, cuando López dispuso de las dos primeras bolas de partido.

Nadal las levantó y, por primera vez, dispuso de ocasión para romper el servicio del toledano. Hasta en cuatro ocasiones para levantar el duelo. Pero Feliciano no perdonó y se llevó el partido el título que hace un año conquistó el catalán Tommy Robredo.

Rafael Nadal y Feliciano López se marcha ahora hacia el torneo de Gstaad (Suiza), por lo que el toledano no podrán presenciar la final femenina que disputan María Antonia Sánchez Lorenzo y Lourdes Domínguez, una jugadora ansiosa por retornar a la elite que le pareció esperar antes de dar positivo por cocaína en un control de dopaje.