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Marcelino Benito|NUEVA YORK
El estadounidense Pete Sampras dio el adiós definitivo a su carrera profesional al abandonar la pista central Arthur Ashe, llevándose en brazos a su hijo de nueve meses, Christian, que fue el único que no lloró en la noche de homenaje dedicada a su padre, uno de los grandes de todos los tiempos. Ante 21.853 espectadores, que estaban en las gradas del estadio que lo vio ganar el año pasado su último título de Grand Slam, el número 14, la mejor marca en la historia del tenis mundial, recibió una ovación de más de cinco minutos.

La acción de los aficionados fue demasiado para Sampras, de 32 años, que no pudo contener la emoción ni las lágrimas y al final rompió en un llanto sin control por varios minutos. Sampras, que primero se había reunido con los periodistas, dijo que ya no había más títulos ni duelos que ganar, simplemente estaba «ciento por ciento retirado». Después de un año de completa inactividad, Sampras, que ha ganado 64 títulos individuales, la cuarta mejor marca de todos los tiempos, confirmó que antes de disputarse el torneo de Wimbledon, quiso levantarse para comenzar todo el proceso de entrenamiento y comprendió que no tenía ninguna deseo de hacerlo y por lo tanto todo había llegado a su final.

Sampras, ganador de siete títulos de Wimbledon, cinco del Abierto de Estados Unidos y dos del de Australia, dijo que ahora su capítulo siguiente es dedicarse por completo a su familia para luego, algún día volver a integrarse en el mundo del tenis. «No llego a decir que soy el más grande de todos los tiempos, simplemente he aportado al deporte del tenis lo que tenía dentro de mi, el resto no me interesa, a pesar que haya ganado un gran número de torneos y títulos de Grand Slam», declaró Sampras.