OPORTO: Vitor Baía (*); Paulo Ferreira (*), Pedro Emanuel (*), Carvalho (*), Valente (*); Maniche (*), Costinha (**), Fernandes (*), Mendes (*); Derlei (**)y Deco (**).
Cambios: McCarthy (*) por Fernandes y Jankauskas (*) por Valente.
REAL MADRID: Casillas (***); Salgado (**), Pavón (**), Raúl Bravo (**), Roberto Carlos (**); Helguera (**), Guti (**); Figo (**), Zidane (**), Solari (**); y Ronaldo (*).
Cambios: Raúl (*) por Ronaldo y Cambiasso (*) por Solari.
Àrbitro: Pierluigi Collina (ITA). Mostró tarjeta amarilla a Pavón, Helguera, Deco.
Goles:
1-0, minuto 8, Costinha.
1-1, minuto 27, Helguera.
1-2, minuto 37, Solari.
1-3, minuto 67, Zidane.
Isidro Santos|OPORTO
La victoria era un objetivo prioritario para el Real Madrid esta noche después de su pobre actuación en Valencia, y el equipo blanco, con el orgullo herido por las críticas que le cayeron encima en los últimos días, no permitió que el Oporto agravara su herida y doblegó al campeón portugués (1-3). No ofreció un fútbol brillante, pero unos minutos de inspiración le bastaron para hacerse con el triunfo y afianzarse así como líder del grupo F de la Liga de Campeones, con un pleno de seis puntos en dos jornadas. Era un duelo importante para el equipo español y muy especial para su técnico, Carlos Queiroz.
El técnico prefirió dejar en el banquillo a Raúl, que llegó a Oporto después de estar diez días fuera de competición por un golpe en una cadera, y alineó en su lugar a Solari. El arranque de sus hombres no fue esperanzador, ni mucho menos. Comenzaron a cámara lenta mientras sus rivales volaban, encajaron un gol en el minuto 6 y estuvieron un buen rato sin el balón, del que se adueñó el Oporto a base de presión y derroche de trabajo. El equipo de José Mourinho planteó la batalla con unas armas que hacen mucho daño al Real Madrid. Para contrarrestar la superior calidad técnica de su rival, jugó el primer tramo del encuentro con más ímpetu, como si tuviera más ganas de conseguir la victoria.
La estrella del equipo portugués, Anderson de Souza «Deco», con total libertad de movimientos en todo el frente de ataque, hizo mucho daño a la zaga blanca y fabricó las mejores acciones ofensivas de su equipo. Una de sus primeras intervenciones, una falta que lanzó desde la izquierda, sirvió a Costinha, tras un rechace de Casillas, para firmar el 1-0 con un remate de cabeza. El Real Madrid no estaba en el partido. Había llegado tarde, lo suficiente para que su rival tomara la delantera sin aparente esfuerzo. El Madrid parecía dormido, pero su primer golpe, sin embargo, fue letal para el Oporto. Se lo asestó Iván Helguera, que volvió al equipo tras superar sus problemas físicos, al culminar un centro de Solari con un buen remate de cabeza (m.28).
Quedaba mucho tiempo por delante, el Oporto se desprotegió en defensa porque no tenía otra opción y en los últimos minutos el Real Madrid supo manejar el partido como más le convino para asegurarse una victoria que le hacía mucha falta. Zidane cerró la cuenta con una jugada de pizarra y el equipo lo agradeció.
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