El Murcia no conocía Son Moix y su bienvenida al estadio, tanto por
el Mallorca como por la grada, fue severa. Los jugadores
bermellones castigaron la endeblez defensiva del cuadro
pimentonero, mientras que los seguidores tributaron una fría
acogida a los visitantes que pisaron el césped entre la más
absoluta indiferencia. Era de esperar. El de ayer era el tercer fin
de semana consecutivo que había fútbol de Primera en Palma y a eso
se unía el escaso gancho del adversario, que pasó prácticamente
inadvertido para la hinchada. Eso se tradujo además en una
testimonial presencia de seguidores contrarios que a diferencia de
otras jornadas apenas mejoraron el desangelado aspecto del
campo.
Por lo demás, todo transcurrió dentro de una calma total aunque
el encuentro atravesó por distintas fases en función de las
variaciones que sufría el guión. De la dejadez inicial, el choque
derivó en el primer estallido de la tarde -el gol de Colsa- y se
desvió un poco más tarde hacia su tramo más agrio -el empate de
Karanka-. En esta fase, el público llegó a pensar que se repetiría
el cuento de otras tardes y se oyeron incluso algunos silbidos de
desaprobación. Para fortuna del respetable, apareció el «Petete»
Correa para dejar liquidado el asunto y el público rescató la
alegría al ver a su equipo por delante. Son Moix lo agradeció y
quiso premiar tanta tranquilidad antes del descanso dedicándole sus
cánticos a Luis Aragonés. Se coreó el nombre del técnico, se pudo
saborear mejor el bocadillo del descanso y lo que es más
importante, se pudo observar el segundo tiempo desde un prisma muy
diferente al de las últimas jornadas.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.