TW
0

Un vestuario mentalizado. Un entrenador convencido. Un Consejo de Administración entregado. Y más de 20.000 almas dispuestas a borrar el pasado, reescribir el presente y soñar con un futuro cargado de buenas noticias. Así se viste el partido de mañana (17.30 horas), una cita que se antoja decisiva para la permanencia del Real Mallorca entre la nobleza de la Liga. El ambiente apunta a un choque terminal, definitivo, aunque el libro del torneo no se cierra ante la Real Sociedad. Después de recibir al grupo donostiarra, quedarán siete capítulos más. Siete finales. Pero la de mañana está marcada en rojo por un grupo que se ha acercado al precipicio por deméritos propios y que quiere alejarse lo antes posible. El Mallorca toca la puerta de su destino. Todo está dicho. Todo está escrito. Los epítetos ya se han agotado. Es hora de hablar en el campo, de soltar las piernas, tomar aire y adentrarse en noventa minutos de vértigo. El cruce con la Real Sociedad llega en el momento más delicado desde aquella última jornada de infarto en la temporada 2001-02, cuando el Mallorca llegó a militar durante más de una hora en la Segunda División.

La victoria tendría efectos clasificatorios inmediatos. Gracias al triunfo amarrado en Anoeta en la primera vuelta (0-1, gol de Etoo), vencer a la Real le permitiría al Mallorca adelantar al bloque txurri-urdin en la clasificación, alcanzar los 35 puntos y asomarse al balcón de la permanencia. Por primera vez en la presente temporada, el club colgará el cartel de no hay billetes. El caudal de respuesta ha superado las previsiones más optimistas y conseguir una entrada se ha convertido en una obsesión para los seguidores más rezagados. Después de varios meses de indiferencia, de nuevo el Mallorca monopoliza tertulias. Aunque en este caso no para mencionar si jugará la Champions, la UEFA o ganará la Copa del Rey. Ahora, sólo hay una preocupación: no descender a Segunda División. Las vísperas están marcadas por el regreso de los internacionales y las dudas que todavía maneja Luis Aragonés en la alineación titular, en la que no se producirá la revolución anunciada en la sesión del pasado jueves.

El entrenador madrileño sólo tiene definida la línea de cuatro. Por delante de Leo Franco se ubicarán David Cortés y Poli en los laterales, Federico Lussenhoff e Iván Ramis, que suplirá al sancionado Fernando Niño, en el centro de la zaga. Miquel Àngel Nadal no parece estar en condiciones de firmar ni siquiera la convocatoria que facilitará hoy el de Hortaleza. En el centro del campo, el abanico de posibilidades es amplio y variado. Hay dudas por todas partes. Con Guillermo Pereyra fijo en la plaza de pivote, su acompañante saldrá de la dupla entre Gonzalo Colsa, que sólo se ha perdido un partido -ante el Barça en el Camp Nou- en toda la temporada, y Marcos Martín. En las orillas también aparecen incógnitas. Campano y Nené, titulares en Murcia, pueden perder su plaza en beneficio de Finidi George y Toni González, si bien esta es la opción B. Arriba, Samuel Etoo y Andrija Delibasic tienen todos los números, aunque el montenegrino podría ubicarse de inicio en el banquillo en favor de Correa o Finidi.