El uruguayo Correa es felicitado por sus compañeros. Foto: MONSERRAT

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Calos Montesdeoca (Valladolid)
Apelando al espíritu del músculo, el Mallorca arrancó de Zorrilla un botín que puede valer una permanencia. El triunfo de ayer sirve para salir del fango y para mantener las distancias en una zona tenebrosa que echa chispas. El grupo de Luis pisó Valladolid oliendo a chamusquina y en plazas de descenso y salió con un olor a recuperación tras noventa minutos taquicárdicos que Correa endulzó con dos goles (1-3). El partido nació con más miedo que ritmo. El Valladolid intentó tomar el gobierno de la cita en las jugadas iniciales, pero el Mallorca se comportó con sorprendente soltura. El grupo de Luis se plantó con criterio y tiró de su fútbol más físico para frenar el ímpetu violeta.

La lesión de Julio César desmontó la zaga y el Mallorca lo aprovechó por medio de Delibasic. En medio de un bostezo perpetuo, Etoo se asomó al balcón y provocó el 0-1. El camerunés recibió de Pereyra, vio de reojo la diagonal de Delibasic y le envió un pase al espacio con el exterior. El montenegrino se rebeló contra el orden establecido y rompió al Valladolid con una acción descomunal. Deli comenzó su demostración con un quiebro ante Jonathan, alzó la vista y sacó a paseo su diestra con un disparo perfecto que durmió en la escuadra (min. 15). El gol serenó los ánimos isleños y desquició al grupo de Fernando Vázquez. El Valladolid perdió de vista la pelota, se dejó dominar, tiró la línea de defensa muy atrás y se sintió asfixiado y sin fuerzas.

Sin embargo, varias situaciones puntuales demolieron el aparentemente sólido edificio rojillo. El Valladolid finiquitó el primer acto con cuatro ocasiones claras que murieron en los guantes de Leo. Vázquez arriesgó en la caseta y adelantó a Caminero. Sales pidió turno y Losada hizo trabajar a Leo Franco con su testa. El Mallorca dispuso de una clara ocasión para el 0-2, cuando una pared entre Cortés y Finidi acabó con un centro flojo del extremeño que el uruguayo Fernando Correa remató con Albano Bizzarri encima. La respuesta pucelana fue contundente. En una acción aislada, Chema rubricó una volea espectacular que no vio Leo. (minuto 58) 1-1 y partido nuevo.

El encuentro se volvió loco. Iván Ramis, sustituto de Fernando Niño, derribó al lateral izquierdo Marcos dentro del área en una pugna con el balón y con la grada pucelana gritando contra el colegiado llegó el 1-2. Fue en un contragolpe prodigioso, Correa amagó con el centro a Jesús Perera y engañó a Bizzarri, que esperaba el centro, para el júbilo del banquillo indígena y desesperación de la grada que poblaba el Nuevo Zorrilla (minuto 68). Correa finiquitó el duelo con un golazo por toda la escuadra en una falta directa (minuta 84). La celebración de los jugadores sobre el campo resume el enorme tamaño de la victoria lograda en Valladolid.