DRAC INCA 19+20+26+14): Matías Ibarra (3), Sergio Rodríguez (9), Javier Bulfoni (18), Berto Alzamora (15) y Nkechi Ezugwu (6) -cinco inicial- Stevie Johnson (19), Antonio Bustamante (9) y Pibe Giménez (0).
25 de 46 en tiros de dos; 5 de 17 en tiros de tres y 14 de 23 en tiros libres. 38 rebotes (23 defensivos). 26 faltas personales cometidas.
OURENSE BALONCESTO (33+14+22+16): Juanjo Bernabé (9), Sony Vázquez (25), Stepjan Stazic (9), Joshua Shoemaker (23), Richard Wright (14) -cinco inicial- Rubén Fernández (2), Manu Conde (0), Albert Berenguer (3).
21 de 38 en tiros de dos; 8 de 19 en tiros de tres y 19 de 25 en tiros libres. 34 rebotes (22 defensivos). 21 faltas personales cometidas.
Àrbitros: Mauri Roldán y P. Munar. Mala actuación. Eliminaron por personales a los locales Berto Alzamora, Sergio Rodríguez y Ncheki Ezugwu y al visitante Juanjo Bernabé.
Carlos Román
El futuro del Drac Inca sigue pendiente de un hilo. El equipo balear aparcó la demostración de autoridad que ofreció en la primera etapa del trayecto hacia la permanencia y concedió a su enemigo la posibilidad de disparar la segunda bala. No falló el conjunto de Navarro, que tras acreditar un mejor funcionamiento como equipo pasa a tener la sartén por el mango en la eliminatoria. Ahora toca seguir sufriendo. Los isleños se han desprendido del factor cancha y deberán ganar al menos un partido en Ourense para conservar su rango (79-85).
El comienzo hacía preveer que el cruce ante los gallegos podría prolongarse más de lo esperado. Los visitantes habían tomado buena nota de lo que ocurrió el pasado viernes y cuidaron mucho su sistema de defensa para volcar todo el juego hacia la pintura. Los locales en cambio, tuvieron que afrontar el partido sin Jesse Young y con Johnson y Ezugwu arrastrando problemas físicos, una circunstancia que le restó fuerza. Ourense reclamó pronto el mando del electrónico, precisamente con un triple de Bernabé (10-11), y desde ahí se dedicó a someter a su adversario, que pasó a ir a remolque durante buena parte del partido.
Entre tanto, el polémico arbitraje de Roldán y Munar encendió a la grada y descolocó a los de es Raiguer, que salieron perjudicados en algunas de las decisiones que tomó la pareja de colegiados. Eso no impidió el crecimiento de los gallegos, que se fueron creyendo su superioridad a medida que Shoemaker intimidaba bajo los aros y Sony Vázquez calentaba su muñeca. A 2.29 para el final del primer tanteo, el Ourense gobernaba a sus anchas (11-25) y encendía las alarmas del Palau.
En esas estaba el encuentro cuando compareció Stevie Johnson en el parqué para tratar de aportar algo de luz. En principio fue un intento inútil, porque Bernabé seguía hurgando en la herida desde la línea exterior y sellaba el cuarto inicial con un inquietante 19-33. Con el nacimiento del segundo cuarto llegó también la máxima ventaja para los orensanos (19-35) gracias al músculo de Shoemaker. Bustamante quiso contestar y ejecutó favorablemente el primer triple del equipo después de casi doce minutos de juego (22-35). El factor que había inclinado el primer partido estaba del lado visitante y eso suponía un lastre demasiado pesado.
Dos faltas casi consecutivas de Bernabé -una de ellas antideportiva- alteraron la dirección del juego de los gallegos, que pese a ello no menguaron en cuanto a intensidad. En el bando contrario también saltó a la pista Matías Ibarra, pero apenas aportó nada en el aspecto ofensivo. Stazic, desde el perímetro, se encargó de mantener alejado al Drac Inca y sólo la fugaz irrupción de Johnson acercó a los mallorquines (39-47).
La salida del Ourense en la reanudación fue fulgurante, porque dos nuevos triples de Sony Vázquez ratificaron el temor de la grada y ensancharon nuevamente el marcador (40-53). Sin embargo, el alero cometió su cuarta personal y obligó a su técnico a sacarlo de la pista para reservarlo. Inca se regeneró a raíz de este hecho y forzó la máquina para cambiar el signo del partido. Johnson, Bulfoni y Alzamora lideraron en esa fase el juego local y enchufaron a los gualdinegros con un esperanzador parcial de 10-0 que les hizo cerrar el penúltimo cuarto a cuatro puntos (65-69).
El tesón de Bulfoni, el acierto de Rodríguez y la falta de ideas visitantes propiciaron el milagro y el Drac Inca llegó incluso a ponerse por delante (77-75), pero desfalleció con la misma celeridad que le había disparado y su respuesta tuvo un efecto contrario, porque desde ahí hasta el final sólo logró dos puntos. El equipo se quedó sin pívots y el Ourense se manejó con mayor convicción. El desorden táctico se hizo más evidente y acabó dejando a los baleares con la soga anudada al cuello (79-85).
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